¿Qué
hay detrás de los papeles de Panamá? Sobre la deriva criminal del sistema
financiero global en las últimas décadas.
Sharmini Peries entrevistó al economista Michael Hudson para el programa
radiofónico Real News Network. Lo que se reproduce a
continuación es la versión castellana de la transcripción inglesa de la
entrevista.
Peries: En
sólo una semana, los 11 millones de documentos que conocemos como Papeles de
Panamá, publicados por el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación, se nos han hecho familiares. Los documentos proceden del bufete
de abogados Mossack Fonseca, que ayudó a constituir empresas offshore a
algunos de los líderes más poderosos a fin de lavar dinero y evadir impuestos.
El pasado jueves, la
policía de Panamá registró el bufete Mossack Fonseca en busca de más
documentación vinculada a actividades ilícitas. Pero, habida cuenta de que ya
sabemos desde hace algún tiempo que las cuentas offshore las usa
para evadir impuestos el sector bancario (en substancia, los delincuentes de
cuello blanco) en instituciones como Credit Suisse y otras, uno se pregunta:
¿qué esperan encontrar? ¿Quién está realmente detrás de la creación de esos
mecanismos y sumideros para la evasión fiscal?
El economista Michael
Hudson dice que Panamá fue
creado con ese propósito por ciertos sectores de nuestra economía como un
refugio fiscal. Michael, comencemos con una historia sumaria de la
creación de Panamá, cómo fue creado el país y cómo los EEUU lo separaron de Colombia.
Porque esta historia es ahora relevante, me parece, para entender los Papeles
de Panamá.
Hudson: Bueno, en substancia,
Panamá fue
escindido de Colombia por los EEUU para poder disponer de un canal. Fue un país
creado de modo muy parecido a como se creó Liberia. No es realmente un país, en el
sentido de que un país dispone de su propia moneda y de su propio sistema
fiscal. Panamá usa dólares estadounidenses. Como Liberia.
Con los Papeles de
Panamá no ha salido a la luz la verdadera historia. Los periodistas, como es
natural, se han centrado en los delincuentes que lavan dinero. Pero Panamá no fue diseñado para lavar
dinero. Fue diseñado para lavar ingresos: sobre todo, los de las industrias petroleras
y gasísticas, así como mineras.
Las de Panamá y
Liberia son inveteradamente conocidas como “banderas de conveniencia”. Los
buques-tanque petroleros y los barcos mineros solían registrarse bajo bandera
panameña, liberiana o de algún otro país que usara dólares estadounidenses, no
la propia moneda local.
Yo dí con ello hará
ahora cerca de 40 años, cuando estudiaba la balanza de pagos de la industria
petrolera. Fui a Standard Oil, cuyo tesorero me mostró su hoja de balances
contables. Y yo le dije: no consigo ver si Standard Oil y otras compañías
petroleras hacen dinero al final de la cadena de producción de petróleo, o al
final de la cadena de distribución, refinado y venta del mismo. A lo que me
contestó: “Nuestros beneficios se hacen aquí, en Nueva York, en la oficina del
Tesoro”. Le pregunté qué significaba eso, y me repuso: “Nosotros vendemos el
petróleo que compramos en la Arabia Saudí o en Oriente Próximo, a precios muy
baratos, a compañías de buques cargueros registradas en Panamá o en Liberia”.
No hay impuestos en esos países, porque no son realmente países. Las compañías
petroleras venden entonces crudo a los distribuidores en los EEUU o en Europa a
precios altos, muy altos.
A precios tan altos,
que no queda el menor margen de beneficio para las refinerías o para las
estaciones de servicio que venden el petróleo. De manera que las compañías
petroleras no pagan nada a los recaudadores de impuestos europeos. No pagan
tampoco al Estado norteamericano impuestos al ingreso. Todos sus ingresos
constan como hechos en los buques-tanque, los cuales están registrados en
países libres de impuestos al ingreso.
Le dije que había
estudiado los informes sobre balanza de pagos en la Reserva Federal y en el
Boletín del Tesoro. Bien, aquí está Europa, aquí América Latina, aquí África y
Asia. Y no puedo encontrar dónde están las remesas de beneficios.
Y me contestó: “mire
en la última línea a mano derecha de los cuadros de cada país: se llama
‘Internacional’”. Le pregunté si todos esos países, en Europa y en otros lugares,
eran “Internacional”. Y me explicó que “Internacional” era una categoría especial para referirse
realmente a los EEUU en el mundo exterior. Son los centros bancarios offshore:
Panamá, Liberia, etc. Así pues, lo que descubrí es que, básicamente, Panamá,
como país, y las compañías panameñas fueron instituidos inicialmente con el fin
de registrar buques petroleros y mineros para dar la apariencia de que todos
sus beneficios procedían del transporte de petróleo, cobre y otros minerales
desde distintos países del tercer mundo hacia los EEUU y Europa.
Los EEUU fueron
pioneros en eso. Y eso hizo de la industria petrolera un sector libre de
impuestos desde los años 20 del siglo pasado. Cuando se creó el impuesto al
ingreso, en 1913 o 1914, se hizo con el propósito de apresar las rentas
económicas. Pero los grandes extractores de renta económica, los sectores
petrolero, gasístico y minero, consiguieron evadirse.
Peries: Michael,
usted ha dejado dicho en alguno de sus artículos que en 1967 lo abordó a usted
un funcionario del Departamento de Estado. Cuéntenos esa experiencia.
Hudson: Se trataba de un
exfuncionario del Departamento de Estado que había terminado trabajando para el
banco Chase. El problema que tenía Norteamérica en los 60 era la Guerra de
Vietnam. Todo el déficit de la balanza de pagos de los EEUU en los 50 y los 60,
hasta comienzos de los 70, dimanaba del gasto militar en el exterior. O el
dólar se depreciaba, o los EEUU se verían obligados a vender oro. Eso es lo que
finalmente llevó a Nixon a desvincular al dólar del oro en 1971. Pero durante
muchos años los EEUU trataron por todos los medios de evitar eso.
De manera que el
Departamento de Estado fue a Chase y dijo: “hemos ideado una manera de obtener
suficientes dólares para enjugar el déficit militar”. Encontraron la manera de
hacerlo. Consistía en convertir a los EEUU en la nueva Suiza del mundo. Se me
pidió a mi calcular el volumen de capital criminal existente en el mundo.
Cuánto ganaban los traficantes de droga de todo el mundo, cuánto ganaban todos
delincuentes del planeta, cuánto dinero escondían los dictadores, cuánto iba a
parar a Suiza… Y, claro está, cómo podrían los bancos estadounidenses traer ese
dinero a los EEUU.
El resultado final
fue que el gobierno de los EEUU fue a Chase y a otros bancos y les pidió que se
comportaran como buenos ciudadanos norteamericanos y pusieran el país a salvo
de la delincuencia mundial, que pusieran su dinero a buen recaudo para apoyar
al dólar en el proceso.
Antes se había pedido
a Chase crear un banco en Saigón para que el ejército, por ejemplo, no tuviera
que usar bancos franceses que repatriaban el dinero a Francia, en donde
terminaba convertido en oro por el General De Gaulle. Chase dijo, vale,
ayudaremos a crear bancos.
Otros bancos hicieron
lo propio, no para evadir la ley, fíjese usted, no, al comienzo, para romper la
legalidad, sino para comportarse como buenos ciudadanos y atraer capital
criminal procedente de todo el mundo. Lo mismo ocurrió con las Indias
Occidentales británicas (las Islas Caimán). Habían declarado su independencia,
pero no para no para convertirse en un país real, sino para conseguir atraer a
Inglaterra capital fugado: se asociaron como colonia al Imperio, a fin de poder
servir como intermediario del lavado de dinero. La idea era atraer todo ese
dinero a los EEUU o a su aliado, la Gran Bretaña.
Es fácil seguir la
pista de todo ese proceso.
Si usted observa el dinero que va a parar a Panamá y a otros centros
bancarios offshore en el Caribe, ni un céntimo de ese dinero se queda en Panamá. Esos
dineros no son sino “pasivos estadounidenses en Panamá”, o en otros
centros bancarios, sobre todo en ramas bancarias sitas en esas regiones.
Peries: Michael, le
quiero hacer una pregunta. Estos últimos días se han planteado no pocas
cuestiones sobre por qué no aparecen muchos norteamericanos o canadienses en
los papeles filtrados. Algunos especulan con que se debe a que los
estadounidenses no necesitan refugios fiscales, porque ellos mismos son un
refugio fiscal. Estados como Nevada, Wyoming y Dakota del Sur se consideran la
nueva Suiza de la evasión fiscal. Explíquenos cómo funciona el proceso, porque
todo eso está interrelacionado.
Hudson: Normalmente, usted
tiene no uno, sino dos y, a menudo, tres o cuatro centros a modo de sucesivas
“pantallas de humo”. La idea no es colocar directamente dinero en los EEUU.
Imagine que usted es un cleptócrata ruso, o un cleptócrata ucraniano, y que
desea sacar mil millones de dólares y ponerlos a resguardo. Lo que no hará
usted es ir directamente a una entidad de Delaware o de Wyoming. El dinero
tiene que terminar allí. Pero si usted lo coloca allí directamente,
entonces el gobierno norteamericano y el banco en cuestión dirán: “¡Un
momentito!. Aquí tenemos al presidente de Ucrania con mil millones de dólares
precisamente en nuestro sistema bancario”. Así que lo que tiene usted que hacer
es lavar el dinero. Análogamente con el cártel colombiano de la droga. No irán
a depositar el dinero de la droga colombiana directamente a un banco de
Delaware en un depósito abierto a su propio nombre.
Hay que pasar por un
montón de etapas intermedias. El dinero sale de Ucrania o de Rusia hacia
Letonia, inicialmente a través de los bancos de Riga. Yo me he encontrado en
Riga con norteamericanos que suministran el servicio de crear tal vez hasta 30
empresas para quien necesita lavar dinero. Enviarán el dinero, pongamos por
caso, a las Indias Occidentales británicas. De allí pasará a Panamá. Y luego,
de Panamá, ya bien escondido, irá finalmente a parar a una entidad de Delaware.
Si usted echa un
vistazo a las estadísticas de la balanza de pagos, encontrará en las ramas
bancarias de Panamá o de las Indias Occidentales (o de donde sea) pasivos
debidos a la oficina central estadounidense. Si mira usted allí, podrá usted
ver la enorme cantidad de acciones norteamericanas, de bonos norteamericanos,
de depósitos bancarios norteamericanos que vienen de esas islas. La magnitud es
tan gigantesca, que es precisamente eso lo que ha conseguido mantener a flote
al dólar.
El Congreso de los
EEUU lo ve con toda claridad. En los 60, reconoció que, básicamente, los
delincuentes son la gente que dispone de mayor liquidez en el mundo. Esos
delincuentes no quieren de ningún modo atar sus dineros a propiedades. Porque
las propiedades saltan a la vista, son visibles. Las finanzas en la balanza de
pagos se conocen como el “invisible”. Si usted es un delincuente, querrá que
sus finanzas sean invisibles para poder mantenerlas a salvo. Y la inversión más
a salvo es la inversión en bonos del Tesoro estadounidense.
En el Congreso de los
EEUU se argumentaba en los 60 de esta guisa: ¿queremos un 15% de retención
fiscal a los bonos del Tesoro, sobre todo a sus tenedores extranjeros? Se sabía
que el grueso de los extranjeros tenedores de bonos del Tesoro eran delincuentes.
Pero el Congreso dijo: necesitamos el dinero de los delincuentes, así que no
haremos retenciones y no gravaremos fiscalmente el crimen. Al contrario:
haremos que el crimen esté libre de impuestos. Gravaremos fiscalmente a la
industria estadounidense, gravaremos fiscalmente al trabajo asalariado
estadounidense; pero no a los delincuentes extranjeros, porque necesitamos su
dinero. Así pues, no haremos retenciones fiscales sobre sus activos camuflados
en cuentas fiduciarias en las ramas de los bancos estadounidenses en Delaware
(el principal refugio fiscal en esa época), Nueva York o Londres. Las ramas
londinenses de los bancos estadounidenses acumulaban el mayor volumen de
depositantes y eran la fuente mayor del crecimiento de ingresos de Chase,
Citibank y otros en los 60. Se llamaron eurodólares. El grueso de los
eurodólares que fluían a esas ramas procedían del tráfico de drogas y de armas
y de los dictadores del tercer mundo en África y otras partes.
Así pues, en
resolución, fue bajo presión de los EEUU que se configuró el actual sistema
bancario internacional, a fin de facilitar el blanqueo de dinero procedente del
capital acumulado en el tráfico de drogas. La causa de que norteamericanos y canadienses no figuren
particularmente en los registros del bufete jurídico panameño es que su papel
consistía en lavar dinero de extranjeros, en ocultar sus medios de ganarlo.
Pero la industria petrolera no lo oculta. La industria petrolera declara todos
los ingresos que obtiene, y la industria minera declara asimismo todo el dinero
que obtiene de las compañías navieras en Panamá o en Liberia. Solo que ni
Panamá ni Liberia tienen sistema fiscal e impuestos al ingreso, de modo que no
hay aquí pasivos fiscales. Es un robo legal a la hacienda pública, tan
limpiamente legal como, según muy razonablemente dejó dicho el senador por
California Hayakawa, el robo de Panamá que los EEUU perpetraron contra
Colombia.
Peries: ¡Caramba!
La gran cuestión en todo el debate provocado por estas filtraciones es qué
soluciones hay a este problema. Y, claro, si esas soluciones son viables.
Hudson: Bueno, la solución es
gravar fiscalmente a las empresas conforme a sus ingresos a escala planetaria.
Si usted sabe que una compañía como la Standard Oil, Exxon, etc., ingresa X mil
millones de dólares, usted simplemente dispone que no importa dónde declaren
esos ingresos, Panamá o los EEUU. Tiene que tratar los ingresos declarados con
su compañía naviera panameña como si hubieran sido hechos en los EEUU y
gravarlos fiscalmente conforme a la ley estadounidense.
Sin embargo, esto
explica por qué no habrá solución para el lavado de dinero. Si usted quiere
resolver el problema del lavado de dinero y gravar fiscalmente a las empresas
conforme a sus ingresos a escala planetaria, entonces usted tendrá que gravar
fiscalmente a Apple por todos los ingresos que tiene en una Irlanda que le
permite evadir impuestos, y entonces se pondrá usted en rumbo de choque con
todos los intereses creados de los EEUU: petróleo, gas y monopolios.
Yo no creo que haya
ningún político lo suficientemente fuerte como para atraerse la financiación
electoral de todos estos grandes contribuidores de campaña y, al propio tiempo,
aproarse a su sometimiento fiscal. Podrían perseguir al pequeño mequetrefe que
se cuela por los grandes sumideros fiscales creados por la industria petrolera
hace un siglo. Pero es muy difícil perseguir al mequetrefe y a los pequeños
evasores fiscales sin capturar a los peces gordos. Y los peces gordos son nada
menos que las mayores empresas transnacionales de los EEUU.
Por eso no se
resolverá el problema. En muy buena medida no se resolverá porque los EEUU
quieren sostener el dólar por la vía de atraer hacia sí todo ese dinero de
origen criminal, igual que Inglaterra quiere sostener la libra esterlina
convirtiéndose en el centro de la fuga de capitales practicada por los mayores
delincuentes del planeta, desde los cleptócratas rusos hasta los dictadores
africanos, pasando por los lavadores asiáticos de dinero.
Tiene usted que
entender que el conjunto del sistema financiero se ha hecho criminal en
paralelo a su militarización: para poder subsidiar los pesados presupuestos
militares de países como los EEUU y la Gran Bretaña. Así financian su
presupuesto militar: con el lavado de dinero de la clase criminal planetaria.
Subproducto de lo cual es dejar libres de impuestos a las grandes compañías
transnacionales, desde Apple hasta Exxon. Es suficientemente evidente.
es profesor de investigación de la facultad de económicas de la
Universidad de Missouri, Kansas City y investigador asociado del Instituto de
Economía Levy. Su último libro es Killing
the Host: How Financial Parasites and Debt Destroy the Global Economy. (“Matar al huésped:
o cómo los parásitos financieros y la deuda destruyen la economía mundial”).
Fuente:
http://www.counterpunch.org/2016/04/18/panama-and-the-criminalization-of-the-global-finance-system/
Publicado por Sin
Permiso
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