jueves, 26 de diciembre de 2013

Comunicado de la RDBC con motivo del 135 aniversario del natalicio del camarada Iosef Stalin



Un 21 de diciembre de 1878 nació el hombre que más odio ha concitado jamás a la burguesía.
En él cada burgués vio –y lo más importante: ¡sigue viendo!- el final de su propio mundo, un mundo hecho de guerras entre pueblos, de millones de hombres y mujeres arrojados a la pobreza y la enfermedad, un mundo, en definitiva, de rapiña y destrucción; pero también un mundo hecho de pequeñas miserias e infamias, de las indignidades cotidianas por donde transcurre plácidamente la vida burguesa.
Stalin representa para el proletariado y los oprimidos del mundo un símbolo de firmeza e intransigencia contra nuestros enemigos de clase y contra los oportunistas de todo signo.
Los enemigos de clase del proletariado sienten un odio pavoroso contra Stalin porque a él le correspondió después de la muerte de Lenin, ser el dirigente de la lucha tenaz de obreros y campesinos para consolidar la Dictadura del Proletariado que había sido instaurada por la gran Revolución de Octubre en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Por ello, el camarada Stalin se convirtió en el símbolo del poder de los trabajadores que antes eran explotados y oprimidos, del poder que aplastó no sólo a los reaccionarios internos, sino que rechazó, derrotó y aplastó las embestidas de las bestias imperialistas, una vez culminada la I Guerra Mundial.
El camarada Stalin fue para los oportunistas como Trostky, Bujarin, Zinoviev, Kamenev, etc. y sus herederos, y sigue siendo para todos los oportunistas, un odiado enemigo, porque le correspondió ser el dirigente de la lucha continua que libró el Partido Bolchevique contra estos representantes de la burguesía en el seno del propio Partido, del nuevo Estado y del movimiento obrero, derrotando y desprestigiando no sólo sus tesis ideológicas sino también sus intentos divisionistas y liquidadores del Partido; pero, sobre todo, y esto es lo que más les duele, aplastando con el poder armado de los obreros y campesinos, todos sus sabotajes contra el nuevo Estado y la economía socialista.
Por ello, José Stalin se convirtió en el símbolo de la lucha inflexible e intransigente, contra el oportunismo que es la doctrina que representa los intereses de la burguesía en el seno del movimiento obrero.
En la mirada tranquila de ese hombre sencillo y modesto, la burguesía mundial entrevió el crepúsculo de su recorrido histórico como clase dominante.
Y es natural que así fuera: bajo la dirección política de quien nació ahora hace 135 años hubo un país, la Unión Soviética, que, al precio de casi 40 millones de muertos y una gigantesca devastación, aplastó por dos veces las sucesivas invasiones de que fue objeto por parte de las potencias capitalistas; ese mismo país, en ese mismo periodo, pasó de ser un Estado semifeudal a convertirse en la mayor potencia económica mundial; mientras tanto, se extirpaba el secular analfabetismo, el desempleo, se universalizaba por vez primera en la historia de la humanidad la asistencia médica... Y todo ello sobre bases radicalmente distintas de la explotación del trabajo asalariado por la clase parasitaria llamada burguesía.
Stalin se convirtió en el símbolo de la nueva sociedad en la cual ya no pueden existir parásitos explotadores que pretendan vivir a cuenta de la explotación de las masas trabajadoras.
A Stalin le correspondió el gran honor de haber derrotado y aplastado al fascismo nazi y haber liberado a los pueblos de Europa de tal amenaza. Aunque la burguesía ha tergiversado la historia de la II Guerra Mundial, presentándose ella como artífice de la derrota del fascismo hitleriano, en realidad fue el glorioso Ejército Rojo dirigido por el camarada Stalin quien lo derrotó, lo que le convirtió en un símbolo del triunfo de la guerra del pueblo sobre la máquina de guerra del fascismo y del imperialismo.
El socialismo, el inmenso poder revolucionario de las masas trabajadoras, el Partido y una sólida dirección marxista-leninista, a cuyo frente estaba el hijo de un zapatero georgiano, lo hicieron posible.
El internacionalismo proletario desencadenó una gigantesca corriente de simpatía y admiración por la Unión Soviética y su indiscutible líder. A su muerte, en 1953, millones de ciudadanos no soviéticos de Asia y Europa vivían bajo regímenes socialistas.
A Stalin le correspondió dirigir la consolidación y desarrollo de la III Internacional Comunista y de su lucha por educar, organizar y movilizar al proletariado mundial contra la explotación y la opresión del capitalismo imperialista, logrando que la clase obrera nuevamente “tomara el cielo por asalto” e instaurara su dictadura en países como Albania y China, dando lugar a un campo socialista en más de la quinta parte del planeta.
Por todas estas razones, Stalin se convirtió en el símbolo del nuevo mundo, de la nueva sociedad, donde por primera vez en la historia, la inmensa mayoría, los obreros y campesinos, fueron quienes gobernaron y decidieron el futuro.
El nombre de aquel hombre era y es Stalin, apodo que significa Acero y bien hace honor a la obra de este gran comunista y revolucionario.

Como todo ser humano el camarada Stalin también cometió errores pero criticar a Stalin sin ver el contexto histórico sumamente complicado a que hubo de hacer frente es caer en el más vil oportunismo.
Detrás de los ataques contra Stalin en realidad se esconden los ataques contra el marxismo-leninismo, contra los principios comunistas.
La defensa de Stalin es una cuestión de principios, particularmente una defensa del marxismo-leninismo que Stalin sistematizó, defendió y desarrolló; una defensa de los partidos comunistas militantes que preparan y hacen la revolución, y la dirigen; una defensa del camino revolucionario al socialismo y el comunismo; una defensa de la revolución proletaria violenta, de su estrategia y su táctica; y una defensa del principio de la dictadura del proletariado.
La defensa de Stalin es una cuestión de principios que los verdaderos comunistas, los marxistas-leninistas, deben enarbolar de forma combativa y con orgullo proletario. Defender a Stalin es defender el marxismo-leninismo y la revolución proletaria mundial, contra la burguesía, el revisionismo y el oportunismo.
Stalin está vivo y estará por siempre en la memoria y en el corazón de todos aquellos verdaderos comunistas que no se han dejado embaucar por los cantos de sirena de la democracia capitalista.


¡GLORIA ETERNA A NUESTRO GRAN CAMARADA STALIN, EJEMPLO DE RECTITUD Y FIRMEZA EN LA LUCHA POR UN MUNDO NUEVO!
¡APRENDER DE STALIN Y CONTINUAR SU OBRA Y SU CAMINO!
¡STALIN DE ACERO, ORGULLO DEL OBRERO!
¡VIVA EL MARXISMO-LENINISMO!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN PROLETARIA INTERNACIONAL!

¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS!

miércoles, 6 de noviembre de 2013

COMUNICADO DE LA RED DE BLOGS COMUNISTAS (RBC) CON MOTIVO DEL XCVI ANIVERSARIO DE LA REVOLUCIÓN BOLCHEVIQUE



LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE, FUENTE PERMANENTE DE INSPIRACIÓN PARA LA CLASE TRABAJADORA Y LOS PUEBLOS OPRIMIDOS DEL MUNDO EN SU LUCHA POR TOMAR EL CIELO POR ASALTO

Cuando los cañonazos del crucero Aurora atronaron los cielos de Petrogrado el 7 de noviembre de 1917 no sólo estaban anunciando al mundo burgués el inicio de la insurrección proletaria, sino que preludiaban el nacimiento de una nueva sociedad y de un mundo nuevo.
Esa noche histórica, cuando el Comité Militar Revolucionario del Partido Comunista (bolchevique) de Rusia –encabezado por Lenin- hizo entrega al Comité Ejecutivo Central de los Soviets de toda Rusia del  nuevo poder conquistado, se producía un radical viraje en la historia de la humanidad.
Esa noche del 7 de noviembre de 1917 –25 de octubre, según el viejo calendario ruso-, el proletariado ruso al “tomar el cielo por asalto” hizo realidad el sueño milenario de los explotados y oprimidos, dando respuesta concreta al interrogante de qué camino escoger para lograr la emancipación social de la clase productora.
Esta histórica victoria conmovió al mundo, dio esperanza a los oprimidos y explotados, aterró a los parásitos capitalistas, además de alentar la lucha por la liberación nacional y social en todos los continentes.
Los gigantescos logros de la Unión Soviética evidenciaron que la clase obrera no sólo está en condiciones de destruir el viejo régimen capitalista, sino también de construir una nueva sociedad más avanzada y desarrollada que la capitalista, algo que se demostró, además, en muy pocos años.
La democracia proletaria demostró ser superior a la democracia burguesa. Por primera vez en la historia, las grandes mayorías explotadas, oprimidas, ignoradas, los productores directos de la riqueza, estas grandes mayorías que en una “democracia capitalista” no tienen responsabilidad alguna en la toma de decisiones (más allá de un vacuo derecho al voto cada cierto tiempo para elegir al grupo burgués que continuará explotándolas los siguientes años), se pusieron en  pie y empezaron a tomar en sus manos los asuntos políticos, militares, culturales, económicos; en definitiva, el pueblo empezó a gobernar.
El protagonismo de la gran mayoría de la clase obrera se expresó también en que sus mejores miembros, o una parte de ellos, hombres y mujeres, se hicieron cargo de los puestos de mando de la producción, del ejército, de la política, de la enseñanza, manifestando la autosuficiencia de los productores para gestionar eficazmente la riqueza en bien de todos los miembros de la clase trabajadora.
El socialismo también mostró su superioridad en lo económico-social, puesto que resolvió lo que ningún país capitalista ha resuelto jamás, ni podrá hacerlo nunca dado su carácter de clase antagónico, por una parte, y su estado de decrepitud y agonía, por otra, siendo el deber de la clase obrera y de todos los oprimidos arrojar el capitalismo al basurero de la historia: resolvió las necesidades básicas de la totalidad de la población (trabajo, alimentación, techo, educación, salud, acceso a la cultura y el deporte, etc.).
Durante la década de 1920, los trabajadores, con el poder en sus manos, tuvieron que reconstruir la economía destruida por 7 años de guerra. En tan sólo diez años la URSS dio un salto extraordinario de la situación de atraso heredada al desarrollo en lo tecnológico, lo científico, en lo que se refiere a su  capacidad productiva y a la defensiva. En los años 30, con la colectivización agrícola y la industrialización socialista, se dotó de una poderosa industria y llegó en este plano a los niveles más avanzados. Ya en el año 1940, la Unión Soviética alcanzó los primeros lugares a nivel mundial en la producción fabril y en desarrollo tecnológico. Y todo ello, a partir de una sociedad destrozada y empobrecida por una guerra imperialista y la agresión de las potencias capitalistas al nuevo Estado soviético.
Esta conquista proporcionó los medios para que, tras el ataque nazi contra la URSS, la heroica lucha del Ejército Rojo y de todos los pueblos soviéticos, dirigidos por el Partido liderado por Stalin, derrotaran y destruyeran a los ejércitos agresores nazifascistas y liberaran a toda Europa Oriental.
A diferencia de la Revolución Industrial burguesa, con la Revolución Socialista se producían al mismo tiempo los saltos en la producción y los cambios sociales, puesto que la producción estaba al servicio de la sociedad y no de unos cuantos individuos privilegiados. Así, en 1930 se acabó con el flagelo del desempleo, al revés de lo que sucedía en los países capitalistas, donde la gran crisis mundial desatada en 1929 hundía a decenas de millones de obreros en el paro forzoso y el hambre. Se terminó con el analfabetismo y se aseguró el acceso de los hijos de obreros y campesinos a la enseñanza básica, secundaria y universitaria.
Se introdujo la jornada laboral de siete horas y la semana de cinco o de seis días. Y se desarrolló un sistema generalizado, gratuito, que aseguró el acceso de todos a la atención médica. Se desarrolló un sistema de seguridad social para todos. En 1928 trabajaban en todo el vasto campo de la URSS tan sólo 18 mil tractores; en 1940 lo hacían 684 mil. Los logros sociales alcanzados mediante su lucha por los trabajadores soviéticos desde el triunfo de la Revolución de Octubre fueron progresivamente adaptados por los países capitalistas para evitar que los trabajadores locales imitaran a los soviéticos.  
Algo que demuestra el inconmensurable valor que tuvo la Revolución de Octubre para la historia mundial y la clase trabajadora es que, como sabemos y sufrimos hoy día, tras el final de la Unión Soviética en 1991 tras años de dirección revisionista dentro del Partido Comunista de la URSS, las dictaduras capitalistas han empezado los recortes de todas las concesiones que tuvieron que otorgar a los trabajadores en sus países para evitar que imitaran el ejemplo de los trabajadores de las repúblicas socialistas.
El principal factor que posibilitó los inimaginables avances de la Unión Soviética fue el trabajo de los millones de obreros liberados del yugo de la explotación. Sintiéndose dueños de su patria socialista y de su destino, desplegaron su potencialidad y su iniciativa ilimitadas. El motor del crecimiento y cambio productivo fue la emulación socialista: lo más avanzado ayudando a lo más atrasado, la cooperación, la innovación técnica promovida por las masas y no sólo por los especialistas.
Los héroes, los ejemplos para todos, en la nueva sociedad ya no eran los que la burguesía llama “triunfadores”. En el socialismo pasaron a ser héroes quienes creaban la riqueza, quienes servían al pueblo, los más solidarios, quienes estudiaban y estimulaban la ciencia, la técnica, el arte y la cultura popular. Al contrario que en las sociedades capitalistas, donde los héroes son los triunfadores individuales, el enriquecido a costa de los demás, el adorado por las masas, el que vive sin dar palo al agua.
En definitiva, Lenin, el Partido Bolchevique y la Revolución de Octubre nos dejaron incalculables contribuciones. Lenin analizó la fase imperialista del capitalismo, mostró que el mundo está dividido entre un puñado de potencias imperialistas y una gran mayoría de naciones y pueblos oprimidos; además reveló cómo los imperialistas periódicamente irían a la guerra para redistribuirse el mundo. Lenin describió que la época que vivimos es la época imperialista y de la revolución proletaria.
Lenin y la Revolución de Octubre brindaron al proletariado el desarrollo del Partido político de nuevo tipo, el Partido Comunista. Sin un partido comunista armado y guiado por  los principios del marxismo-leninismo es imposible la revolución, sin el destacamento de vanguardia que cumple el papel de dirigente no se puede ni se podrá alcanzar el socialismo.
Lenin y la Revolución de Octubre enseñaron que tomar el poder no es hacerse cargo del viejo Estado burgués para reacomodarlo o “democratizarlo”, sino que significa, en primer lugar, destruir ese Estado y sustituirlo por el Estado Proletario, como un instrumento para defenderse de la fuerzas contrarrevolucionarias nacionales e internacionales, que siempre buscarán, tras la emancipación de la clase trabajadora, socavar por todos los medios la revolución. El medio para llevar a cabo esta transformación desde la dictadura capitalista a la verdadera y única democracia posible, la comunista, es la dictadura del proletariado.
Lenin, Stalin y la Revolución de Octubre enseñaron también que para lograr la revolución se debe luchar implacablemente contra el revisionismo y el reformismo. Gran parte de la lucha intelectual y práctica de Lenin fue enfrentar al falso comunismo. Libró dura batalla contra diversas corrientes y sectas que trataron de quitar la vitalidad revolucionaria al marxismo. Desenmascaró al renegado Kautsky y compañía, se enfrentó contra la II internacional desenmascarando el veneno socialdemócrata y reformista en que cayeron decenas de partidos que la conformaban; luego de la Revolución de Octubre se fundó una nueva Internacional, la Internacional Comunista. La Revolución de Octubre enseñó lo grandioso del internacionalismo proletario. Unió a millones de comunistas, revolucionarios, obreros, campesinos pobres y pueblos a luchar por el programa comunista, enseñó que el socialismo mismo no es el fin de dicho programa sino sólo una fase histórica necesaria para llegar a la meta de la ansiada sociedad sin clases, el comunismo.
La Revolución de Octubre abrió la posibilidad de la revolución ya no únicamente como revolución de los proletarios, sino que agrandó el marco sobre la cuestión nacional. Naciones y pueblos tomaron el camino de liberarse del imperialismo, liberarse de su condición de colonias.
Los comunistas y revolucionarios del mundo disponemos del valioso patrimonio de lucha que generó el pueblo soviético, su partido comunista y sus brillantes líderes: Lenin y Stalin. Sus verdades universales nos sirven para aplicarlas a las condiciones de nuestra realidad. La grandiosa Revolución de Octubre siempre será inspiración y ejemplo para los oprimidos del mundo.
En resumen, y como homenaje a este gran hito en la historia de la liberación del ser humano, en su evolución para que ningún hombre sea explotado por otro, el Camino de Octubre nos dejó algunas enseñanzas que se pueden resumir en los siguientes puntos:
(1) La ley de la violencia revolucionaria es imprescindible para derrumbar el Estado reaccionario burgués, sea cual sea su fachada, democrática o fascista, y construir un nuevo Estado proletario;
(2) Ninguna Revolución puede triunfar si no va de la mano de una vanguardia que organice a la clase trabajadora, sin una ideología que dirija la lucha hacia el comunismo; en el caso de la Revolución de Octubre, Lenin y su actualización del marxismo, el marxismo-leninismo;
(3) Sólo la dictadura de la clase revolucionaria asegurará el derrocamiento completo del viejo sistema de poder de las clases explotadoras y opresoras y el éxito de la revolución social, de la revolución económica y de la revolución de la superestructura ideológico-cultural hasta entonces vigentes;
(4) La vanguardia revolucionaria histórica para poder organizarse, devenir una fuerza material y ejercer una dirección eficaz, y las masas, para poder enfrentar exitosamente la poderosa maquinaria estatal de su enemigo de clase, tienen necesidad de dotarse de un núcleo dirigente que sepa actuar en todas las circunstancias cambiantes, de un Partido revolucionario combatiente;
(5) Ese Partido Comunista, intransigentemente clasista y consecuentemente revolucionario, armado con el Marxismo-Leninismo, sólo podrá cumplir su función de vanguardia si se liga profundamente a las masas de su clase, y aprende, aplicando el método dialéctico, a prepararse, a dirigir y a organizar, cuando las condiciones lo demanden, la lucha en todas sus formas por el Socialismo y/o la guerra popular de liberación.
(6) Los trabajadores deben a la Revolución de Octubre de 7 de noviembre de 1917 (25 de octubre en el calendario ruso) todas las conquistas sociales alcanzadas por la clase obrera en el siglo XX; gracias a la toma del poder por los soviets nació la Unión Soviética, que se convirtió en la primera potencia mundial militar, cultural, deportiva y, sobre todo, social en pocos años, y que, debido a la superioridad de su sistema económico, de su democracia, y a la identificación de sus trabajadores con sus objetivos, es decir, con la construcción del Socialismo como medio de dirigirse hacia la sociedad comunista, aplastó al más poderoso ejército del mundo, el alemán, y al fascismo europeo durante la Segunda Guerra Mundial, liberando con ello a la mayor parte de los pueblos de Europa de la barbarie capitalista.
La Revolución Bolchevique dio a conocer a la clase trabajadora mundial los instrumentos para su liberación, adquiriendo desde su inicio un carácter internacional. El esfuerzo y el triunfo de los comunistas rusos, unidos en torno al Partido Bolchevique, dirigidos por Lenin y por Stalin, daría lugar al nacimiento del primer Estado de los trabajadores de la historia, y sembraría el mundo de semillas revolucionarias que germinarían en las luchas nacionales de liberación de las colonias contra el imperialismo y en las revoluciones de los pueblos, dirigidos por grandes comunistas como aquellos de la talla de Mao Tse Tung, Enver Hoxha, Ho Chi Ming, Ernesto Che Guevara, Jorge Dimitrov, Kim Il Sung, entre los muchos ejemplos de una cita interminable, y de otros tantos millones de comunistas en todos los países del mundo que llevaban en sus corazones el ejemplo de la Revolución de Octubre, con la seguridad y la confianza de que lo que hicieron los proletarios rusos aquella resplandeciente noche de 1917 lo pueden volver a hacer los proletarios, los trabajadores, los explotados y oprimidos planeta, en cualquier lugar, en cualquier momento.

¡VIVA EL 7 DE NOVIEMBRE RUSO DE 1917!
¡VIVA EL CAMINO DE OCTUBRE!
¡LOOR A LOS CAMARADAS LENIN Y STALIN CONSTRUCTORES DE HISTORIA!
¡VIVA LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL!


viernes, 25 de octubre de 2013

COMUNICADO DE PRESENTACIÓN DEL BLOG DE RBC


La Red de Blog Comunistas comunica que a partir de ahora va a disponer de una nueva herramienta para llevar a cabo su labor de difusión y defensa de la ideología comunista, su propio blog, que se podrá consultar en la siguiente dirección electrónica: 
A través de él, RBC continuará trabajando para la construcción del Socialismo, usándolo para hacer públicos sus comunicados, acciones y denuncias, además de ser un instrumento de expresión de sus decisiones colectivas. 

Como ya se ha explicado en anteriores comunicados, y consta en sus  Principios Básicos de Adhesión , el objetivo de RBC es  "sumar esfuerzos y unir fuerzas para avanzar en la lucha de clases, antiimperialista y revolucionaria hacia un futuro de dictadura del proletariado y de erradicación del imperialismo a nivel mundial", considerando el marxismo-leninismo como la herramienta de análisis básica para llevarlo a cabo.

El blog de RBC será un arma de combate más para cumplir nuestros objetivos de alcanzar, por todos los medios, una mundo sin explotación del hombre por el hombre, una sociedad sin barbarie capitalista, un futuro socialista. .

¡Saludos Comunistas!



RBC

martes, 22 de octubre de 2013

LA APASIONANTE HISTORIA DE LA IIda. GUERRA IMPERIALISTA MUNDIAL EN 7 MINUTOS

¿"IMPERIO" NO IMPERIALISMO?




EL NACIMIENTO DEL MUNDO “DESAMERICANIZADO” O MEJOR DEL “CHINIZADO”?

Por Quibian Gaytan

El redactor del blog Bitácora de un nicaragüense, en un artículo suyo, adjunto al de un analista en asuntos internacionales conocido por su apellido Escobar, se ha propuesto enmendarle la plana a éste último. Pero, no hace él más que exponer el desequilibrio inestable de su propia visión de la problemática internacional actual.

Comienza él con eso del “revisionismo maoísta”, señalándolo como de pasada, como algo ya sabido y que no necesita demostración, sin aportar argumento teórico o político alguno propio que sustente tal acusa. Al proceder de tal guisa cae, él mismo, en esos  “artificios” ideologistas que condena como algo “propio de los intelectuales pequeñoburgueses, burgueses y de la izquierda capitalista”.

Máxime cuando con ese ponzoñoso y calumnioso ataque a los comunistas chinos que ya, en su momento,  hicieran los revisionistas kruschevistas-Breshnevistas, para desviar la atención de los auténticos comunistas, existentes aun en los ya degenerados Pc’s browderianos y prosocialimperialistas soviéticos, de la traición que fraguaban y que solo alcanza, en realidad,  a ponerlo en evidencia por su seguidismo de desteñido  revisionista y esa buena carga de prejuicios anticomunistas que porta.

En segundo lugar, y es el leitmotiv de su corto ensayo, siguiendo el método artero de polémica de sus maestros, los viejos revisionistas modernos,  toma como objeto de ataque de primera instancias la Teoría de los Tres Mundos, aquella auténtica elaborada por el Presidente Mao y no aquella distorsionada presentada un día en la Asamblea General de ONU por el homúnculo Teng Xiao-ping, para desarrajar un tiro mortal según piensa al Marxismo-Leninismo, al Pensamiento de Mao, en últimas instancias. En eso, nada nuevo aporta a la lucha de los revisionistas kruschevistas, desde la derecha, y de los dogmato-revisionsitas desde la “izquierda” contra el científico y revolucionario proletario Pensamiento de Mao o Marxismo-Leninismo-Maoísmo comprobado en sus elaboraciones teóricas y prácticas subversivas en África, América Latina y Asia.

Flaco favor, pues, le hace a su entereza intelectual al leer y repetir acríticamente a los oportunistas de derecha y de “izquierda”, obviando la urgencia de establecer, como demanda el método marxista-leninista-maoísta, en primer lugar, la objetiva periodización de la historia económica y política de la República Popular China de la segunda mitad del siglo XX: el periodo de la revolución y construcción socialista (1952-1977), de aquel del golpe de estado antisocialista y del cambio de sistema económico y político o de la restauración capitalista (1978-2013). Al no saber, o ¿no querer?, hacer esa delimitación cognitiva necesaria cae Usted en un apartamiento flagrante del Materialismo Histórico., por ende en la metafísica y en el idealismo histórico.

Olvidando, además, el análisis concreto de la dinámica de la correlación y lucha de fuerzas que marcaban ese período que abarca 1966-1974, punto culmine de la Primera Revolución Cultural Socialista Proletaria, en que como reflejo de la nueva situación internacional generada por ésta se conformaba la Teoría de los Tres Mundos. Al cual no se ha atenido para poder, con mínima responsabilidad teórica y política, vomitar su vitriólica condena de los aportes, defensa y desarrollos al marxismo-leninismo llevados a cabo por el camarada Mao y el Movimiento Comunista (Marxista-Leninista) Internacional.

Al hablar del imperialismo, indudablemente refiriéndose a la China Popular de Teng Xiao-ping y su camarilla de seguidores del camino capitalista, al que realmente debería referirse y no a la del Presidente Mao para dar una pizca de honestidad intelectual, por arte de birlibirloque, se saca Usted de la manga lo de “ya se desarrolla el armamentismo y el militarismo”. Características remarcantes, según Usted, del nuevo estadio del capitalismo imperialista chino. Confunde Usted las cosas señor confundidor. ¡China Popular postMao no es aun plenamente imperialista, sino socialimperialista! Aunque Usted no quiera aceptarlo, la China “Popular” de Teng Xiao-ping y sus sucesores no ha adoptado aún la propiedad privada y/o monopolista de estado y liquidado plenamente la propiedad colectiva socialista; en ella la nueva clase burguesa, la burguesía burocrática monopolista de estado china, debe mascar el freno y actuar bajo la dirección del degenerado Partido “comunista” de China, de la bandera roja de las cinco estrellas y hacer referencias –para la gradería- a Marx, Engels, Lenin,… hasta a Mao!

Haciendo referencia al imperialismo, en general, obvia, tesis científicas, hechos probados y por todos conocidos, los seis rasgos económicos característicos de esa etapa del capitalismo monopolista remarcado por el camarada Lenin. Prefiriendo, por comodidad, remitirse a lo mero superestructural y el evitarse explicarnos el fenómeno de cómo una economía y un sistema de estado y sistema gobierno socialistas, acorde con los lineamientos marxistas-leninistas de construcción de ésta sociedad, al realizarse el golpe de estado capitalista en él,  se transforma o bien en imperialista o bien en neocolonia de tal o cual viejo imperialismo dominante en el mundo.

De Usted, señor, en consecuencia, cifras y datos  económicos y estadísticos, o al menos una elaboración teórica plausible dentro de los parámetros de la Economía Política Marxista-Leninistas, probatorios de su subjetiva aseveración y no  sólo recursos adjetivales, del nacimiento, desarrollo y afirmación del capitalismo en China y de su pasaje a la fase imperialista.

Pero, no. Él prefiere, rehuyendo ese análisis económico teórico y concreto, por economía de pensamiento quizás, prefiere ocultarse en lo superestructural – el militarismo y el armamentismo- lo que aquí resulta secundario, complementario.

Ciertamente, sea dicho en su descargo, Lenin en su importantísima obra El Imperialismo, Etapa Superior del capitalismo ha remarcado eso de “el imperialismo es la superestructura del capitalismo”. Ello pareciera darle razón al señalamiento del articulista, en cuanto, a la importancia de los rasgos políticos definitorios del imperialismo. Pero, si parece no es. Lenin jamás ha privilegiado la esfera política con respecto a esta etapa de desarrollo del capitalismo,  en desmedro de lo económico.

¿Por qué? Porque él sabía muy claramente distinguir lo correspondiente a la base material, de exclusivo  dominio de lo económico, y la base real, las relaciones sociales económicas, de lo superestructural, propio de las relaciones políticas entre las clases sociales.

Que en ésta esfera de lo político, el militarismo y el fascismo,  aunque determinantes en ciertas circunstancias, dentro de una dada formación  económica y política, no puede no desempeñar un papel secundario, derivado. Y eso le ha separado radicalmente de la visión del imperialismo de la pequeña burguesía, del ala centrista (Karl Kautzky y cía), y  de la “izquierda” (a la Rosa Luxemburgo, Bujarin y Radek, por ejemplo) de la socialdemocracia europea y rusa, en general, y de aquella alemana en particular. Los cuales, alejándose del marxismo revolucionario, subrayan unilateralmente el aspecto político bandidezco, militarista y de la política expansionista y (neo)colonialista del imperialismo.

Ellos, erróneamente, definían al imperialismo por su reaccionaria política de dominación sobre otras naciones y Estado, de coser la telaraña de sus particulares, nacionales, sistemas coloniales y neocoloniales mundiales. No así por la base económica que le servía de sustento, como les exigía el marxismo. En esa misma confusión, como ya habrá podido darse cuenta el lector, de suplantación de la dialéctica materialista por la metafísica cae nuestro articulista.

A renglón seguido, como un ratoncito ciego en qué en todo mete la nariz, escribe, acusando a su niño de los golpes escogido, de “hacer una distinción antidialéctica del imperialismo diferenciándolo implícitamente de “bueno” y “malo”, pero lo sabroso viene halado como cuentas de rosario lo mejor, acusando a otro despistado y consecuente justificador del reciclaje del imperialismo ruso y del socialimperialismo chino el analista Escobar de que quizás esté “haciendo un guiño a la <teoría de los  Tres Mundo>. Vaya, vaya. Saca la pata del  bacín y la mete en el inodoro.

He leído el artículo del revisionista Escobar y no he encontrado nada de eso de lo que le acusa el articulista de Bitácora de un Nicaragüense. Es otra cosecha del propio autor. Para eso existe el diccionario, para encontrar una fuerte expresión que le libere de cualquier engorroso tema mal conocido. Es la función de la venenosa expresión “implícitamente”. Con la cual cree aniquila el antidialectísimo de su contrincante. En vano pues canta victoria.

Pero, lo mejor es la segunda frase conque completa su pírrica victoria. Ha oído repiquetear campana y no atina dónde. Ha leído lo que escriben los revisionistas modernos y los dogmato-revisionistas sobre la Teoría de los Tres Mundos y él repite cual papagayo. Por lo que obligado me y le pregunto: ¿De dónde se saca Usted, eso de que el PCCh y la RPC, bajo la dirección de Mao, han hablado o expuesto, aunque sea implícitamente, alguna vez eso de imperialismos “buenos” y “malos”? No lo podrá probar nunca, pues no existe tal aseveración. Lo que me lleva a concluir que no ha leído nunca la versión original y auténtica de la Teoría de los Tres mundo, exposición científica, revolucionario proletaria e impregnada de internacionalismo proletario marxista-leninista elaborada personalmente por el camarada Mao, la que servía de base de principios de la línea estratégica de la política internacional del Partido Comunista de China y del Estado Popular, sino sólo la versión  revisionista presentada por Teng Xiao-ping en suplantación de aquella, la que ha sido claramente denunciada y rechazada por los comunistas chino y los comunistas (marxistas-leninistas) del mundo enero o en su defecto, lo que también es posible, la de los dogmato-revisionistas que también han propalado su  propia falsificada versión.

Oh, santa simplicidad. Oh, santa ignorancia preñada de malas intenciones y de mala fe.

Hoy día, a algunos, inclusive auténticos marxistas-leninistas-maoístas, les resulta un tanto “vergonzoso” defender públicamente la Teoría de los Tres Mundos del Presidente Mao. Nosotros los comunistas (marxistas-leninistas) de Panamá remarcamos, con orgullo de clase proletaria, hemos aceptado e intentado aplicarla a las condiciones económico-políticas y nacionales de nuestro país. En la actualidad, en esta entrada del siglo XXI, no nos arrepentimos de haber tomado partido por ella. No tenemos de qué avergonzarnos de la Teoría de los Tres Mundo. En ese entonces, al tomar tal posición de clase de cara a ella, lo hicimos conscientemente y de acuerdo a nuestra comprensión del Marxismo-Leninismo-Maoísmo; al aplicarla a nuestra realidad política y nacional no lo hicimos por seguidismo ni papagallismo. Para nosotros la teoría de los Tres Mundo resultaba exacta, correcta y ajustable a las condiciones concretas histórico-económicas de nuestro país. Por la experiencia vivida desde ese entonces dicho enunciado científico general, plenamente acorde con el Marxismo-Leninismo, en estos días no puede ser tirada así por que sí. Ella debe ser estudiada y evaluada críticamente a la luz de la ciencia del Marxismo-Leninismo-Maoísmo, lo que nos permitirá escardar sus lados débiles, equívocos, liberarla de desfiguraciones y adulteraciones malintencionadas, pero no tirarla al canasto de la basura. Ella hace parte del acervo cultural y político del Marxismo-Leninismo-Maoísmo.

Dicha teoría elaborada por el camarada Mao ha tenido como objetivo, y ha sido esa su finalidad,  el dotar al Partido Comunista de China y al proletariado comunista internacional de un arma que, por su carácter estratégico, le permitiese afrontar y resolver exitosamente los peligros dimanantes de la nueva situación internacional creada por la colusión y rivalidad de las dos superpotencias, el viejo imperialismo estadounidense y el recién llegado al banquete de los tiburones que han pretendido hegemonizar al planeta, el socialimperialismo soviético. Afrontar el peligro inmediato de una nueva guerra mundial, a la que conducían dada la imposibilidad de acordarse entre sí para realizar una nueva redivisión pacíficamente, ello porque cada una de ellas ambicionaba hegemonizar el mundo para sí.

Ella, además, de acuerdo con el señalamiento del camarada Stalin respecto a la temática de las contradicciones principales que estremecían al mundo capitalista, remarcaba cuál era la contradicción principal en las condiciones de la época histórica, en momento de la transformación de la URSS en una potencia socialimperialista y la desaparición del Campo Socialista Mundial, el aspecto principal de la misma y cuál la tendencia principal del momento.

En otras palabras, cabe señalar rápidamente, la Teoría de los Tres Mundos partiendo de los enunciados hechos por el camarada Stalin remarca que, aún signada por dicho cambio trascendental del cambio de sistema sufrido por la URSS, la contradicción entre el imperialismo y la revolución proletaria mantenía toda su vigencia como contradicción principal. Pero, dados los cambios económicos y políticos ocurridos, señalados arriba, el aspecto principal de dicha contradicción principal lo ha venido a ser aquella que enfrentaban a las dos Superpotencias, el imperialismo estadounidense y el socialimperialismo soviético, con la clase obrera, los pueblos y naciones del mundo. Siendo, en esas nuevas  condiciones, su tendencia principal la revolución y no aquella de la perspectiva inmediata de una reaccionaria guerra mundial. Lo que magistralmente los auténticos comunistas chino, encabezados por el Presidente Mao y el camarada Chou En-lai, sintetizaban con las palabras de orden de ”Los países quieren la independencia, las naciones quieren la liberación y los pueblos la revolución”.

Este sesudo “dialéctico”, como cualquiera en este mundo, tal cual aquellos generales gritados formados en las endémicas guerras civiles semifeudales latinoamericanas, en su afán de invalidar los argumentos de su contrario, muy orondo le espeta que no llega a comprender el hecho que “las diferencias entre imperios no es antagónica” y que “resulta de contradicciones al interior del capitalismo…”. Recuerde el lector es un filósofo y un analista político “marxista” el que hace tal declaración. Él en su afán de polémica viene a señalarnos que no existen contradicciones antagónicas entre las potencias imperialistas (él habla de “imperio” y no de imperialismo). ¿Un caso de lapsus mentis o de lapsus calami?

Según el sesudo articulista, contra lo que han escrito y rubricado Lenin, Stalin y Mao sobre antagonismo de las contradicciones interiimperialistas, nacidas de la ley de la anarquía y la competencia de la producción capitalista, la ley del desarrollo desigual y a saltos de la economía imperialista y de la lucha por la hegemonía en el mundo, en vez de la lucha por el sometimiento de las potencias imperialistas rivales e inclusive su aniquilación llegado el caso, predomina la solidaridad interiimperialista. La paz y no la guerra en las relaciones entre las naciones imperialistas. ¿Vale la pena refutar tales ideas antimarxistas-leninistas, anti materialistas históricas?

No sabe él que las guerras interiimperialistas, son inherentes al sistema imperialista capitalistas. Que son el resultado de la agudización al extremo del antagonismo de las contradicciones existentes, objetivamente, en el seno mismo del sistema capitalista imperialista mundial. Sobre a brillantemente escrito el camarada Stalin:

“¿Cuáles son los elementos fundamentales de la ley de la desigualdad del desarrollo bajo el imperialismo?

“En primer lugar, el hecho de que el mundo está ya repartido entre los grupos imperialistas, de que en el mundo no hay más territorios “libres”, vacantes, y de que, para ocupar nuevos mercados y fuentes de materias primas, para ensancharse, hay que arrebatar a otros esos territorios por la fuerza.

“En segundo lugar, el que el inusitado progreso de la técnica y la reciente nivelación del grado de desarrollo de los países capitalistas han hecho posible y facilitado que unos países más poderosos sean rebasados por otros, menos poderosos, pero que se desarrollan rápidamente.

“En tercer lugar, el que la vieja distribución de las esferas de influencia entre distintos grupos imperialistas choca cada vez con la correlación de fuerzas en el mercado mundial; el que para establecer el “equilibrio” entre la vieja distribución de las esferas de influencia y la nueva correlación de fuerzas, necesita repartos periódicos del mundo mediantes guerras imperialistas”. (J. Stalin, VII Pleno Ampliado del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista. O. C., tomo IX, p. 110).

En su afán de polemizar por polemizar, éste pacifista burgués, mal cubierto con el ropaje “marxista” y “leninista”, echa en saco roto la experiencia sangrienta de las continuas carnicerías interiimperialistas mundiales –aquella de 1914-1918, aquella de 1939-1945 y de aquella actual que se desenvuelve por medio de Estados-cipayos que están expresando el antagonismo entre el bloque imperialista USA-UE y el bloque euro-asiático que terminará por enfrentarlos directa e inevitablemente (2000-201?). Ejemplo que demuelen totalmente sus tesis conciliacionistas, legalistas, pacifistas y parlamentaristas mal cubiertas con un lenguaje ultrarradicalista.

Y para finalizar, la siguiente perla. “las diferencias entre los imperios”. ¿Imperio? A los revisionistas, trotskistas y a toda esa camada variopinta que conforman la izquierda burguesa, antes que él, les ha gustado esa palabreja “imperio” y la riegan profusamente, venga a cuento o no. “Imperio” suena más potable para allegarse a las masas burguesas y pequeñoburguesas impregnadas todas ellas de grandes y fortísimos prejuicios anticomunistas y antimaoístas.

El término “imperio”, por mucho que se esfuerce pregonarlo no es más exacto que la categoría económica y política imperialismo. Jamás podrá superar el profundo contenido y significado de éste último. ¿O será que Usted simplemente, también quiere hacerle un guiño a los neobakuninistas arrepentidos Hardt y Tony Negri?

19 de octubre de 2013


sábado, 19 de octubre de 2013