jueves, 5 de septiembre de 2013

¿Quién fue Rosa Luxemburgo?

Por Quibian Gaytan

No estamos acá para correr tras cada una de las mil distorsiones y falsificaciones históricas a que se dedican los trotskystas, en aras de lavarle la cara a su “maestro”, aunque para ello tengan que intentar enlodar la imagen y obra de Lenin y los bolcheviques, centrando en esto sobre el camarada José Stalin, el cuco de sus sueños.
Atacar y enlodar a Stalin es y ha sido razón de ser para el movimiento trotskysta internacional. Que algunos dirigentes del PC(b)US, representantes de la burguesía en el seno del partido, han sido señalados como tales, acusados, juzgados y condenados a residir en un gulag o algunos fusilamientos por actos contrarrevolucionarios y colusión con potencias capitalistas. Es Stalin que se deshace de la “vieja” guardia bolchevique; que, dictado por las circunstancias, el peligro de formación de una amplísima coalición de potencias imperialistas antisoviética y anticomunista, el Comité Central aprueba un Tratado de no agresión con la Alemania nazi para alejar de la URSS verse involucrada en la Segunda Guerra Imperialista. Es Stalin similar que Hitler, un ”totalitario”; que la revolución proletaria fue derrotada en Alemania, que en China Chiang Kai-shek ha dado un golpe de estado y masacrado al joven Partido Comunista de China. Es Stalin, el “cosechador de derrotas” y traicionado a la revolución mundial en aras de los intereses nacionales de la URSS; que Ramón Mercader ha dado un pioletazo a Trotzky. Es Stalin lo ha mandado a matar. Y por ahí continúan dando vueltas hasta provocar nauseas.
Al asumir tal actitud, de tirar a un lado las distorsiones y mentiras, hacemos nuestro el criterio stalinista de que La calumnia hay que condenarla, y no ponerla a discusión”.
Pero, a ellos eso no le basta. Pretenden además, en su negra campaña antimarxista-leninista, en general, y antistalinista en particular, encontrar sustento teórico y político para su visceral anticomunismo pescar en las aguas de la socialdemocracia de izquierda e internacionalista de aquellos años. En la cual, tergiversando la vida política y las obras de  figuras marxistas-leninistas de la talla de Liebnecht y Rosa Luxemburgo, intentando anteponerles, contraponerlos y, de paso, reducir a Lenin “el querido maestro” y a Stalin el niño de sus golpes preferido.
Dice, por ejemplo, un aprendiz de brujo trotskista “Rosa Luxemburgo era mejor marxista que Stalin”. Sólo los ignorantes o pleitistas de mala fe pueden lanzar una tal idiotez.
Pero, la demanda queda planteada. Por lo que aquí cabe nos preguntemos ¿Quién fue Rosa Luxemburgo?
En las líneas que siguen no está en mi intención oscurecer o cuestionar el compromiso para con los mejores intereses de la clase proletaria alemana, europea y mundial de Rosa Luxemburgo, eso es inobjetable y estéril. Tampoco, el negar la trayectoria revolucionaria de vanguardia cumplido por ella, que la condujo de la socialdemocracia de izquierda, vía su internacionalismo, a devenir marxista-leninista, discípula de Lenin y los bolcheviques rusos luego de la gloriosa revolución de octubre de 1917.
¿Qué joven revolucionario, buscando ser comunista marxista-leninista, no se ha acercado al comunismo como teoría bebiendo de las magníficas obras de Rosa Luxemburgo? Leyendo, por ejemplo, ¿Reforma o Revolución? O Huelga de Masas, Partido y Sindicatos. De esos títulos y otros han bebido generaciones sucesivas de la vanguardia revolucionaria proletaria.
Reseñemos brevemente. Rosa Luxemburgo ha nacido en Polonia en 1871. En el seno de una familia judía acaudalada, padeciendo las presiones del ambiente reaccionario y antisemita existente en dicho país. Lo que la llevó a participar en los Clubes socialistas juveniles. Por lo que, tenía ya 18 años, hubo de emigrar primeo a Suiza y luego a Alemania, dónde se casó para obtener la ciudadanía alemana y militando en el Partido Obrero Socialdemocrático alemán. Desde allí militando en la formación del movimiento socialista polaco,  como parte de dicho país era ocupado por Rusia zarista hubo de poner particular atención en las vicisitudes y las luchas del joven Partido Obrero Socialdemócrata ruso (entonces denominado así y que sólo luego de 1917 pasará a llamarse comunista (bolchevique).
Ella, Rosa Luxemburgo, ha desempeñado por su calidad de ideóloga marxista de punta en la Socialdemocracia alemana –dada la influencia ideológica de ésta última en los teóricos y dirigentes del novel POSDRuso- un papel crucial, no neutral evidentemente, en el enfrentamiento de líneas contrastantes apenas aparecidas y que se han desenvuelto a todo lo largo de las dos primeras décadas del siglo XX. Papel, por ella desempeñado en esas luchas internas, que le han llevado a discrepar, confrontar y atacar duramente al en desarrollo líder de la revolución socialdemocrática rusa, Vladimir Lenin.
Lucha ideológica y política prolongada que ha abarcado una amplia gama temas de los que han dependido los destinos de la revolución rusa y mundial.

DEBATE SOBRE EL PARTIDO

El recién formado Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDRusia), 1898,  es una amplia gama de círculos marxistas dispersos en el vasto territorio del Imperio zarista, apenas con un mínimo de articulación orgánica, sin unidad en la interpretación de la teoría que le debía servir de base ideológica resulta, finalmente, una unidad en la diversidad. En tales condiciones internas, de dispersión ideológica y de amorfismo organizativo, resultaba talmente incapaz de cumplir sus grandes tareas históricas, de liberación del yugo feudal zarista y de emancipación social socialista del proletariado ruso.
Partido que, luego de su II Congreso en 1903, se ha escindido en dos fracciones rivales (Bolcheviques “mayoría” y Mencheviques “minoría”) y en fuerte lucha de líneas. La que ha de involucrar casi directamente a la socialdemocracia alemana. Rosa Luxemburgo ha de involucrarse directamente en esta lucha fraccional que divide al POSDRusia. Ella se cuadrará, por su propia concepción sociologista del partido y su visión espontaneísta de la lucha de clases, con los mencheviques.
Rompe fuego contra Lenin en un artículo, que será publicado en los números 42 y 43/1904 de Neue Zeit (Revista teórica de la socialdemocracia alemana) y dedicado a la crisis en el POSDRusia. En lanza acusaciones contra de un supuesto “ultracentralismo”, de darle poderes omnímodos al centro (el Comité Central, nm. Quibian Gaytan) en desmedro del partido y suplantación del papel de las masas obreras. Aquí vemos ya esbozada la tristemente célebre “teoría del sustituimos”, del aparato que reemplaza y domina al Partido.
Lo que le ameritará una acerba y dura respuesta crítica por parte de Lenin. El Gran Maestro del proletariado internacional escribe entonces su folleto “Un paso adelante y dos atrás. Respuesta a Rosa Luxemburgo” (Obras Completas,  vol. 7, pág. 460) en la que le acusa de haber dado a conocer a los lectores alemanes no su pensamiento “sino algo diferente”, en particular en relación con el proyecto de Estatuto del partido elaborado e ilustrado con precisión por Lenin. Haciendo notar que ella había escrito “exclusivamente banalidades” que eran “ incompatible con el ABC de la dialéctica”. El entonces director de la Neue Zeit, Karl Kautzky, entonces el gurú de la ortodoxia marxista y rodado ulteriormente al centrismo, se negó a publicar la respuesta de Lenin a R. Luxemburgo.  Junto con Kautzky, en la primera década del siglo XX, Rosa Luxemburgo como hemos podido ver se ha colocado de la parte de los mencheviques contra los leninistas o bolcheviques, sobre cuestiones de organización del partido.
Por lo que vemos la Luxemburgo, tanto en lo ideológico como en lo político, ha sostenido y teorizado siguiendo posiciones mencheviques y semimencheviques. Por ejemplo, en 1912, nuevamente atacó a Lenin  en un artículo del 14 de septiembre en Worwarts (órgano central de la socialdemocracia alemana) criticando al “izquierdista” Radek  de liquidacionismo, pero que al final termina uniéndose a las ideas de Mártov, líder de los mencheviques liquidadores (véase Obras Completas, vol. 41, p. 316). Lenin llamó “presuntuosas” sus palabras. 
Insistiendo sobre la pasos esenciales de su compromiso político lo que la ha visto, ocupar puestos en la Segunda Internacional, en agosto de 1912, Rosa Luxemburgo ha participado en la “Conferencia de Tyszka’ que ha reunido a la escurridiza Dirección General”” del Partido Socialdemócrata de Polonia, un partido que se ha distinguido por su ataques contra el POSDRusia. Lenin ha descrito, cabe apuntar, a la pseudo “Dirección General” <mezcolanza monótona y sin seguidores, una notoria pieza de la política basura>, decididamente rechazada por los propios trabajadores socialdemócratas en Polonia.
Incluso el economicismo antimarxista fue una de las influencias sobre Rosa Luxemburgo. Más de una vez ha “tocado” las posiciones políticas en sus últimos años, sobre todo cercanas la llamada “revolución permanente”. Ya veis por qué los trotskystas a Luxemburgo. Aún más la misma Rosa Luxemburgo, 03 de julio 1914, ha propugnado por una alianza con Trotsky (y otros) en el marco de la ‘Lewica”, la “izquierda” del PS polaco, partido pequeño burgués simpatizante del partido nacionalista de los mencheviques.

DEBATE SOBRE LA REVOLUCIÓN RUSA


Como en 1905 ha estallado la revolución en Rusia, esto es la Primera Revolución democrático burguesa, la cuestión de sus objetivos, tareas y dirección pasa a ser motivo de graves e irreconciliables discrepancias entre leninistas (bolcheviques) y anti-leninistas (los mencheviques). Lenin las resumirá así dos estrategias y dos tácticas en la revolución democrática rusa. Los bolcheviques han planteado como objetivo de la revolución el derrocamiento del zarismo-feudal, mediante la insurrección armada, y su sustitución por la República de dictadura democrática revolucionaria obrero-campesina, bajo la hegemonía del proletariado; idea central suya era la alianza obrero-campesina; el apartamiento y neutralización de la burguesía liberal-monárquica; asegurando así la más amplia democratización del país como garantía de su conversión en revolución socialista proletaria y establecimiento de la dictadura del proletariado.
Por su parte, los mencheviques hablando del derrocamiento revolucionario del zarismo,  le ponían un condicionante paralizador la hegemonía de la burguesía liberal. Su razonamiento era simplista: dado el carácter era democrático-burgués de la revolución, la hegemonía debería ejercerla la burguesía y no el proletariado; rechazando la idea de la alianza obrero-campesina se pronunciaban por la componenda con la burguesía liberal-monárquica, y tildaban a la dictadura democrático-revolucionaria del proletariado y de los campesinos de “esquema reaccionario blanquista”. Lo que, según ellos, estaba en pugna con el desarrollo de la revolución rusa.
¿Y Rosa Luxemburgo? Ella, junto a Parvus, se inventó un esquema utópico, izquierdista por su forma y semimenchevique por su contenido, dado su compenetración con la tesis menchevique de la negación de la alianza obrero-campesina, de la que se destilará en la fórmula “Sin zar, por un gobierno obrero”. Es decir, la sustitución de la teoría leninista de la revolución por etapas ininterrumpidas por la inmediatez de la revolución socialista.
En agosto de 1908, cuatro años después del enfrentamiento tenido con motivo del enfrentamiento alrededor del menchevismo, Lenin la ha <rehabilitado> citando un artículo suyo sobre el militarismo en el que defendía la causa de la Revolución Rusa, considerando fuese un éxito que por fin se hubiesen puesto del lado de los bolcheviques, Luxemburgo y otros elementos de la “izquierda” de la socialdemocracia alemana. Pero esa “conquista”, no era ni podía ser definitiva, ya que, como Lenin sabía, Luxemburgo estaba profundamente imbuida del deseo de “volver” a ese marxismo superado, de hecho, para distorsionar sus enseñanzas universales e inmortales. 
Rosa Luxemburgo que reconoce el papel dirigente del Partido de la clase obrera y de la Dictadura del proletariado, altera en varias ocasiones las ideas de Marx y Engels y Lenin en estos dos campos. Es de remarcar, aquí, que sus ataques no lo realiza frontal y explícitamente. Fiel a su posición reconocida como líder de la izquierda socialdemócrata, ella tuvo cuidado de no comprometerse plenamente y, aunque su historia es toda una tensa relación política sobre la guerra imperialista (1914-18) con Lenin y los bolcheviques. Su tendencia pequeñoburguesa espontaneísta, de la que nunca se desprenderá, la llevará muy a menudo deslizarse, acercándose o alejándose, continuamente de Lenin y de la revolución bolchevique, hasta los últimos días de vida, con su participación en la revolución en Alemania violentamente reprimida.

 

DEBATE SOBRE LA CUESTIÓN NACIONAL


En víspera de la guerra imperialista, mayo- agosto de 1914, una vez más levantan armas contra los leninistas los mencheviques-liquidadores. Su punto de ataque se centra en la exigencia de la eliminación del artículo 9 del Programa del POSDR. Dicho artículo programático –“Derecho de autodeterminación nacional”, inclusive a la separación política en una entidad estatal propia  de las nacionalidades oprimidas por el Poder Central zarista-, plasma la tarea política del proletariado revolucionario ruso de buscar un aliado estratégico que le ayude a culminar la revolución democrática exitosamente. Impedir eso y poner contra la pared al Partido es el objetivo político de los oportunistas  antipartidistas.
Seguros de su propia debilidad teórica, frente al problema nacional ruso, los oportunistas liquidadores –representantes de la burguesía rusa, judía y ucraniana-  desesperan por encontrar un “ideólogo” que sepa invalidar la posición oficial del Partido. Buscan y buscando encuentran un autor de renombre y un artículo suyo intitulado Nacionalidad y autonomía, escrito en 1908.
La cuestión nacional, ciertamente, ha sido un tema central en la actividad teórica y práctica de Rosa Luxemburgo. Como líder de un partido de trabajadores en Polonia, un país dividido entre tres imperios -Rusia, Alemania y Austria- debía tomar, necesariamente, una posición con respecto a la cuestión nacional. Demandar la “exclusividad a la autonomía para Polonia” y, en particular la eliminación dicha cláusula programática de los socialdemócratas revolucionarios rusos, esto es los bolcheviques y Lenin. Rosa adhirió a esta posición, arriesgando enfrentar a Lenin sobre esta cuestión.
Ella para establecer la línea de su posición apuntará que la situación de Europa en general y la de Rusia en particular había cambiado tanto a finales del siglo XIX, que invalidado la posición de Marx y de Engels con respecto a los movimientos nacionales en Europa. Apunta, según un reseñador suyo, “en Europa Occidental y Central, el período de las revoluciones democrático-burguesas ha terminado”. De ahí concluye  que bajo el capitalismo la consigna de “independencia nacional” no tenía valor progresivo, y bajo el socialismo no habría lugar para la consigna “independencia nacional”, ya que la opresión nacional habría dejado de existir, y la unidad internacional de la humanidad sería un hecho. En consecuencia, la clase trabajadora no necesitaba luchar por la autodeterminación nacional de Polonia y tal lucha era, de hecho, reaccionaria. Las consignas nacionales de la clase trabajadora debían limitarse a la demanda de autonomía nacional en la vida cultural.
De la que extraerá la demanda de que  dicho “artículo 9 del programa ruso” deberá ser eliminado. Para fundamentar eso utilizará una sarta de palabras fuertes (Lenin la calificará de “cúmulo de palabrejas”) “cliché”, “frase metafísica”, de ser “el más puro lugar común”, etcetc.
En respuesta y fundamentación teórica de la posición oficial del Partido, respecto a lo correcto de la demanda del derecho de autodeterminación nacional, Lenin escribirá Sobre el derecho de autodeterminación nacional (1914). Obra en que dejará sentada los fundamentos de la teoría marxista-leninista de la cuestión nacional. En dicha obra Lenin calificará esa posición y dicho artículo de Rosa Luxemburgo, apuntando prístinamente, de ser producto de un “pensamiento metafísico”, abstracto; de no saber o querer atenerse al método marxista “dialéctico”, de analizar las cosas sobre la base “económico-histórico” concreta.
Era pues la posición no meramente idealista teóricamente, sino semimenchevique políticamente. Posición que caracteriza no solamente al ala de derecha dominante en la Segunda Internacional, sino que a los socialdemócratas de izquierda. Los que han de desarrollar una teoría conciliadora acerca del imperialismo, de rechazo del derecho de autodeterminación nacional en su concepción marxista y leninista (extender y entender dicho derecho hasta la separación y a la formación de Estados nacionales e independientes, aceptar el principio estratégico de la necesaria alianza del proletariado de los países avanzados, imperialistas, con los movimientos de liberación de las naciones oprimidas y de las colonias, en fin de los medios para luchar contra el imperialismo, de los medios para derrocar al imperialismo.
En eso, los socialdemócratas de izquierda (Rosa Luxemburgo, Kautzky, Trotzky) en seguimiento de dichas pautas marcadas por la derecha, se deslizaban al centrismo y a la conciliación con el oportunismo en estas importantes cuestiones. Oponiéndose a la posición de Lenin y los bolcheviques, los centristas, Rosa Luxemburgo a la cabeza, al rechazar reconocer el derecho de autodeterminación nacional y todo el esquema marxista de los bolcheviques entrababan y  saboteaban toda realización de un frente único entre la lucha del proletariado revolucionario y el movimiento de liberación nacional de las colonias y semicolonias de  África, América Latina y Asia; con ello comprometían el futuro de la revolución socialista proletaria y la condenaban a la derrota.


DEBATE SOBRE EL IMPERIALISMO, LA GUERRA IMPERIALISTA Y SU CONVERSIÓN EN GUERRA CIVIL

En marzo de 1913, en una carta al editor del Sozial-Demokrat en el que lamenta la detención de Stalin por la policía zarista, Lenin ha declarado: “He leído el nuevo libro de Rosa Akkumulation des Kapitals Dice “imposibles, ha tergiversado a Marx”. 
Durante los años de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) hay mucha discusión en el movimiento obrero internacional sobre “actitud en relación a dicho conflicto”. Lo correcto de la teoría del imperialismo y de la guerra imperialista establecida por Lenin, sobre la guerra civil por el socialismo, en respuesta a la guerra imperialista, se vieron confirmadas por los acontecimientos y es en esta etapa que el Partido Bolchevique de Lenin y Stalin conduce a la victoria del proletariado con el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917. 
¿Y la Luxemburgo? Vuelve a apoyar, de palabras, a los bolcheviques. No obstante, escribe, con el seudónimo de “Junius”, el folleto “La Crisis de la Socialdemocracia” (redactado en la primavera de 1915 y publicado a principios de 1916), el que contiene las “Tesis sobre las tareas de la socialdemocracia internacional”, en la que también se expresaban entre otros socialdemócratas alemanes de izquierda, tales como Clara Zetkin, Mehring, Thalheimer , Duncker, Ströbel y muchos otros. En él una vez más, por lo tanto, ella vuelve a atacar a Lenin y sus teorías de las tareas del proletariado revolucionario desde el momento de la apertura de la crisis revolucionaria general aperturada por la guerra imperialista, hasta el punto de que el padre de octubre se vio obligado a responder por escrito en octubre 1916 con su  “Sobre el folleto de Junius” (Obras Completas, vol. 22,. p 304). 
Aunque escrito “con gran intensidad” y “capaz de ejercer” una importante influencia en la lucha contra el antiguo partido socialdemócrata alemán “que se ha pasado al campo de la burguesía”, advierte Lenin, “los razonamientos de Junius son muy incompletos y contienen, dos errores fundamentales”. Ya que “para los marxistas, la autocrítica es esencial” y “las opiniones que han de servir de base ideológica para la III Internacional debe ser examinada desde todos los aspectos posibles” Lenin demuele puntillosamente con profundos argumentos científicos  los principales defectos de lo que ha escrito Junius, comenzando con el “rechazo erróneo de todas las guerras nacionales” porque supuestamente habían sido superadas por la guerra imperialista mundial. Afirmando que la Luxemburgo ha anulado “el principio fundamental de la dialéctica marxista”, según el cual “todos los límites, en la naturaleza y en la sociedad, son relativos y móviles, que no es un fenómeno único que no puede, en ciertas circunstancias, no convertirse en su contrario. Puede convertirse una guerra imperialista en guerra civil y viceversa”. Incluso en el tema de la “defensa de la patria” Junius-Luxemburgo desarrolla un razonamiento defectuoso, hasta el punto que Lenin ha determinado con que esas tesis “fortalece nuestra creencia de que nuestro partido ha puesto este problema de la manera correcta: en esta guerra imperialista, en consideración de la posibilidad y necesidad de la guerra civil por el socialismo y para tratar de transformarla en una guerra civil por el socialismo, el proletariado está en contra de la defensa de la patria ». 
Y lapidariamente apunta,  la debilidad de t o d o s los izquierdistas alemanes” (esto es, de Rosa Luxemburgo y su grupo Spartacus. N.d.Q. G.) “envueltos desde todas partes por la abominable red de la hipocresía kautskiana, de la pedantería kautskiana, de la ‘benevolencia’ kautskiana hacia los oportunistas”  y concluye: “Junius no se ha liberado por entero del ‘medio ambiente’ de los socialdemócratas alemanes, incluso de izquierda, que temen la escisión, que temen la proclamación franca de las consignas revolucionarias 

DEBATE SOBRE EL REVISIONISMO SOCIALDEMOCRÁTICO

Otro debate se ha dado entre Lenin y Luxemburgo, no obstante el padre del Octubre ruso ha tenido palabras positivas de aliento para Rosa Luxemburgo, especialmente cuando eso era necesario para la lucha contra los oportunistas de derecha y el confrontar el deslizamiento  al centrismo de Kautzky y otros. Rosa Luxemburgo ha salido a la palestra, dotada ella de un amplio dominio del marxismo, de la lucha contra el revisionismo que ha infeccionado, dominado y desbordado los marcos de la socialdemocracia alemana luego de la muerte de Marx y de Engels.
Pero, en la cual una vez más han aflorado las vacilaciones e inconsecuencias de la Luxemburgo. Ella se ha negado a romper con los centristas y propiciado la unidad de los marxistas internacionalistas con el ala derecha, aunque denunciando su pudrición ideológica y política, el peligro que representaban para el proletariado alemán y europeo, hasta que ella misma no fuese radiada del partido socialdemócrata alemán; igualmente cuando, contrariando el parecer y la recomendaciones políticas dadas por Lenin, ha mantenido lazos unitarios entre la naciente Liga Espartaquista, integrada por los socialdemócratas de izquierda de la que era parte, con los oportunistas centristas kautzkyanos.
En un discurso, tras el  brutal asesinato de Luxemburgo (y Karl Liebknecht, con ella uno de los fundadores de la “Liga Espartaco” en Alemania y luego del Partido Comunista, que fueron asesinados por agentes del gobierno” reformista” alemán en Berlín la noche entre el 15 y 16 de enero 1919, en el transcurso de su conducción a la cárcel después de su detención), Lenin dijo lo siguiente: “El ejemplo de la revolución alemana nos convence de que ‘la democracia’ es sólo una tapadera del robo burguesa y la violencia más feroz.”
Estas palabras pueden ser vistas como una respuesta, póstuma, a Rosa Luxemburgo que intentó varias veces por teorizar una democracia con las antiguas clases derrocadas, e incluso la no violencia, en nombre de la lucha contra el militarismo y el pacifismo en última instancia, retroceso, in-útil en comparación con la cuestión de la conquista del poder político por el proletariado y la instauración de la Dictadura del proletariado en todo el período histórico de la construcción socialista.

DEBATE SOBRE EL PAPEL DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO


Rosa Luxemburgo, luego del triunfo de la gran revolución bolchevique de octubre de 1917 y, más aún, de su salida de prisión, ha reconocido la importancia histórica de los acontecimientos trascendentales ocurridos en la ex-Rusia zarista. Declarado su apoyo a la revolución socialista de octubre, del valor internacional del camino de octubre e inevitabilidad y justeza del establecimiento de la Dictadura del Proletariado
No obstante, de su justa toma de posición ante la Revolución bolchevique, ella no ha podido liberarse integralmente del lastre negativo del centrismo, del parlamentarismo y de su tradicional respeto a la legalidad formal. Reconociendo lo justo de la tesis marxista de la necesidad de la Dictadura del proletariado, ella ha criticado y  rechazado la práctica, dictada por la necesidad de la lucha violenta ante resistencia de la contrarrevolución armada.
Ella, Luxemburgo, se refugiado en la formalidad “socialista” de mencheviques y socialistas revolucionarios, pidiendo el restablecimiento de sus derechos políticos y la conformación de un “gobierno de unidad socialista”, y más allá en la supuesta democraticidad de la burguesía republicana rusa, cuando en los hechos estos bichos desde un inicio se han convertido en parte activa y dirigente de la guerra civil contrarrevolucionaria y antisocialista.
Olvidando ella, los bolcheviques desde un inicio, inclusive mucho antes de la toma
del poder, se han dirigido a dichos partidos, menchevique y socialrevolucionario, a tomar lo conjuntamente y por el “camino pacífico de la revolución”; posteriormente, luego de la toma del poder, los bolcheviques han vuelto a solicitarles hiciesen parte del Gobierno Revolucionario salido de la insurrección victoriosa. Recibiendo una vez más la negación por respuesta. En esas condiciones, la negación reiterada a la coparticipación en el poder proletario y, finalmente, su pasaje abierto a la contrarrevolución amada, hubo de formarse por necesidad y no por inevitabilidad un Gobierno homogéneo bolchevique, bajo la dirección única del Partido Comunista de Rusia (bolchevique).
Aquí, también, frente a unos acontecimientos económicos e históricos que no alcanzó a comprender integralmente, Rosa Luxemburgo, guardando fidelidad formal al representante del marxismo revolucionario Vladimir Lenin, se ha equivocado y comprometido así su justa toma de posición inicial.

VALORIZACIÓN DE ROSA LUXEMBURGO POR LENIN

Rosa Luxemburgo se equivocó respecto de la independencia de Polonia; se equivocó en 1903 en su análisis del menchevismo; se equivocó en la teoría de la acumulación de capital; se equivocó en junio de 1914 cuando, junto con Plejanov, Vandervelde, Kautsky y otros abogó por la unidad de bolcheviques y mencheviques; se equivocó en lo que escribió en prisión en 1918 (corrigió la mayoría de estos errores a fines de 1918 y comienzos de 1919 cuando salió en libertad). Pero, a pesar de sus errores fue -y para nosotros sigue siendo- un águila. Y no sólo los comunistas de todo el mundo venerarán su memoria, sino que su biografía y sus obras completas  serán manuales útiles para la educación de muchas generaciones de comunistas de todo el mundo. “Desde el 4 de agosto de 1914 la socialdemocracia alemana es un cadáver putrefacto”: esa frase hará famoso el nombre de Rosa Luxemburgo en la historia del movimiento obrero. Y desde luego, en el patio de atrás del movimiento obrero, entre los montones de estiércol, las gallinas tipo Paul Levi, Scheidemann y Kautsky cacarean en torno a los errores de la gran comunista. Cada uno hace lo que puede”.
Como podéis ver, Lenin valorando la altas dotes marxistas-leninistas y de revolucionaria proletaria que la adornaban, no ha dejado de resaltar los repetidos y graves  errores cometidos por Rosa Luxemburgo.
En la lucha sin cuartel contra la derecha mayoritaria del partido socialdemócrata alemán que ha llevado al partido otrora  destacamento revolucionario de combate de la clase obrera a echarse en brazo de la burguesía imperialista alemana y en devenir en destacamento de lucha contra la revolución proletaria, y a la ruina, Lenin no h tenido otro camino que destacar en todos los sentidos y alentar dialécticamente a la minoría de “izquierda”, aún con sus vacilaciones antimarxistas-leninistas. Hacer eso fue justo, Lenin bien supo separar la cizaña del buen pasto.
Su fiel discípulo e íntimo camarada de armas, José Stalin continuando con la justas opiniones de Lenin, respecto a Rosa Luxemburgo ha apuntado en su artículo “Acerca de algunos problemas de la historia del bolchevismo”, de 1931, escrito en respuesta a otro salido de la pluma del semitrotzkysta Slutski, en la que éste último atacaba al Partido, que los bolcheviques rusos han enfatizado las serias dudas, inclusive cuando han tenido que soportar a la izquierda socialdemocrática alemana entre cuyos líderes se ha distinguido Rosa Luxemburgo, de hecho embaucadores anti-leninistas y anti bolcheviques.
Ahora, mis queridos trotskystas del patio y de más allá podéis retorceros a placer cuanto queráis. Lo escrito está escrito. De nada os vale que sigáis cacareado y armando ruido, aunque sea a nombre de la camarada Rosa Luxemburgo, por las cuatro esquinas del planeta.

4 de septiembre de 2013


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