viernes, 12 de agosto de 2016

Comunicado de la RdBC


Unas olimpiadas contra el pueblo

La Red de Blogs Comunistas quiere denunciar la celebración de las Olimpiadas de Río como violencia contra el pueblo brasileño, así cómo fueron también los megaeventos realizados en los últimos años en Brasil que, como el "negocio" olímpico, han supuesto una escalada en la violencia del estado contra el pueblo, en base a las siguientes consideraciones:


1) De hecho, las Olimpiadas tienen hoy día poco que ver con el deporte, siendo una oportunidad para el enriquecimiento de los capitalistas locales y, sobre todo, de las multinacionales, sin que el bienestar de las masas ni el beneficio generado llegue al pueblo, a trabajadores y campesinos.

2) Por ejemplo, un total de casi 77.206 personas, entre el año 2009, cuando Río de Janeiro fue escogido como sede de las Olimpiadas, y el 2015, de acuerdo con el informe elaborado por el Comité Popular Río - Copa y Olimpiadas, un colectivo que reúne a sindicatos, organizaciones no gubernamentales, investigadores, estudiantes, afectados por las intervenciones de la Copa y los Juegos Olímpicos.

3) Entre enero y julio de 2015, 408 personas fueron asesinadas por la Policía Militar de Río de Janeiro en incidentes registrados como "autos de resistencia" (lo que intenta aparentar una legítima defensa del policía), lo que significa un aumento del 18,6% en relación al mismo período de 2014.

4) El estado de Río de Janeiro atraviesa una gravísima crisis económica, y después de que el gobierno fluminense decretara el "estado de calamidad pública" por falencias financiera, se negoció la concesión de un crédito de 870 millones de dólares, autorizado por el presidente interino Michel Temer el último miércoles (29), destinado a la Seguridad Pública ("seguridad pública" es el eufemismo utilizado para hablar de represión y control de las protestas populares).

5) A pesar de la dificultad, por ejemplo, el pago de los salarios de funcionarios públicos y demandar ajustes en los gastos de educación y salud, los gastos con el mega evento olímpico alcanza los 11.000 millones de dólares, 3.000 millones más de lo previsto cuando Brasil se puso como candidata a sede.

6) En el intento de mostrar al mundo que las favelas están "pacificados", el gobierno fluminense, con el apoyo del gobierno federal, ha aumentado los gastos y el numero de policías militares. El Ministerio de la Defensa especificó que 18000 militares serán ubicados en las ciudades donde ocurrieron los juegos de fútbol (Sao Paulo, Manaus, Salvador, Brasília y Belo Horizonte), y Río de Janeiro recibirá 20 mil hombres, siendo "aproximadamente 14.000 del Ejército Brasileño, 4.000 de la Marina y 2.000 de la Aviación.

7) Según los datos solicitados por las organizaciones Artigo 19 y Justicia Global a la Secretaria de Estado de Seguridad de Río de Janeiro (Seseg), fueron adquiridos 4.000 equipamientos de protección individual, 18.000 balas de goma, 9.000 balas fumígenas coloridas (que sueltan pintura para marcar personas entre la multitud), 4.500 granada de efecto moral, 4500 bombas de gas lacrimógeno y más de mil sprays de gas pimienta.

8) Muchos de los gastos se cubren con las llamadas Asociaciones Público-Privadas (APP). Según lo datos del municipio, sólo el 43% de los gastos provienen del presupuesto público, mientras que el 57% viene de las APP. Sin embargo, a partir de estas APPs, el Estado garantiza al capital privado ganancias por periodos de cinco a 35 años, aseguradas por contrato. O sea, además de ser otra forma de privatización de los servicios y responsabilidades públicas, aparenta a corto plazo tener una baja del gasto público, comprometiéndolo a largo plazo.

9) Las comisarías de las UPP (comisarías fortificadas en los barrios pobres o favelas) son centros de tortura, de la coacción contra los más pobres y soporte a la opresión y la masacre. Ejemplo de impunidad y licencia para matar que tiene la policía, es el caso de cuatro policías que dispararon 111 tiros de fusiles contra el coche en el que estaban cinco personas jóvenes en Costa Barros, un suburbio de Río de Janeiro, y que esperarán en libertad (con comparecencia) el juicio por los crímenes cometidos, y aún así permanecen en servicio. Los desalojos violentos de campesinos e indígenas son constantes, como la operación contra los guaraníes kaiowá de Mato Grosso do Sul, donde los militares, la policía federal y la Fuerza Nacional de Seguridad, fustigaron al pueblo para que enseguida retirarse para que las bandas de pistoleros entraran disparando.

10) En definitiva, los Juegos Olímpicos se celebrarán con el pueblo de Río de Janeiro y de todo el país sometido a la explotación y la opresión, el desempleo colosal, el apretón de salarios, tremenda alza del costo de vida, endeudamiento de las masas (la deuda pública, fuente de asalto de las arcas públicas por parte de los banqueros, alcanzan en los próximos meses la cantidad de tres trillones de Reales (cerca de1 trillón de dólares) y sometidos a la violencia policial feroz y a todo tipo de padecimientos. Crueles crímenes y homicidios policiales ocurren todos los días en los barrios pobres y marginales de las grandes ciudades, así como en el interior y las zonas rurales. 

Desde la realización de los Juegos Panamericanos en Río de Janeiro, en el 2007, pasando por el Mundial de Fútbol, en 2014, hasta los Juegos Olímpicos, este año, movimientos populares y colectivos organizados contra los impactos de los megaeventos deportivos han denunciado el aumento de la violencia contra la población, con desalojos y crecimiento de la militarización en las favelas, y la falta de transparencia en la gestión de la preparación de las ciudades-sedes, generando desequilibrio en el presupuesto público y negando a la población el derecho a servicios básicos.

RBC se solidariza con la lucha de los movimientos populares y sociales de Brasil contra esta Olimpiada contra el pueblo, y les llama a continuar la lucha, a enfrentarse contra el estado y la clase capitalista que lo usa para enriquecerse pasando por encima de los derechos, incluso de la propia vida, de la clase trabajadora.

¡La rebelión se justifica!


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