por Quibian Gaytan
La tensión en la península coreana, al noroeste de China y punto vital
de la estrategia general de defensa de éste país, alcanzó nuevos vuelos cuando
el diario The Washignton Time ha comunicado que desde principios de marzo se
producían “movimientos” de tropas chinas en zonas fronterizas con Corea del
Norte. Según el mismo, se han detectado desplazamientos de unidades militares y
armas pesadas en la provincia de Liaoning, así como un importante número de
cazas en localidades fronterizas de Liaoning y Hebei.
Información que ha sido desmentida hoy por un vocero del Ministerio de
Defensa Nacional que ha señalado, "Los informes no son ciertos.
China está prestando mucha atención a la evolución de la situación actual en la
Península Coreana y siempre ha estado comprometida con la salvaguarda de la paz
y la estabilidad en el noreste de Asia".
La tensión entre Washington y Pyongyang y el peligro del estallido de un
conflicto armado nuclear a partir de tal diferendo en la península coreana se
ha disparado luego de que, en respuesta a los ejercicios militares conjuntos de
USA y Corea del Sur, el gobierno popular democrático renunciara a los acuerdos
de no agresión y desarme nuclear, anulado el armisticio de 1953 y declarado en
estado de guerra.
El portavoz de la cancillería china Hong Lei en el desmentido de las
aseveraciones del diario estadounidense remarcaba: "Nuestra postura ha
sido consistente en la situación península coreana. Queremos la paz sobre la
guerra, sobre la mitigación de la tensión, el diálogo sobre la
confrontación".
Posición que ha sido arrojada a un lado, despectivamente, por un prepotente
John Kerry, secretario de estado yanqui, a su arribo a Seúl el viernes pasado: "Estamos
todos unidos en el hecho de que Corea del Norte (RPDC) no será aceptado como
una potencia nuclear". Poniendo así sobre la aún hipotética mesa de
negociaciones el ya tradicional todo o
nada imperialista.
Y es que la procesión le va por dentro a la Superpotencia yanqui,
se resiste a aceptar que el monopolio sobre el arma atómica hace mucho tiempo
que se ha roto, en su contra. Para él sólo resultan aceptables y tolerables si
el arma atómica la poseen o sus aliados (Inglaterra, Francia) o su títere (el
matón estado de Israel), o cuando ya no puede revertir el que la posean sus
aliados y rivales (India, Pakistán, Rusia y la misma China). Contra países, como Irán y Corea del Norte, que se resisten a someter la propia soberanía estatal a sus boludeces, EE.UU., entonces, blande el garrote ya sin terciopelo.
Va contra la realidad. A la República Popular de Corea, dado el
nivel alcanzado en su experimentación de
la ciencia nuclear, para detenerla en ese camino sólo le queda a USA el provocar
tensión en la región y/o el hacer uso premeditado de su arsenal nuclear contra
ella.
Por lo que, preventivamente, "China se opone a cualquier acción que pueda socavar la
paz y la estabilidad en la península", ha agregado prudente y
realísticamente Hong.
La posición de las autoridades revisionistas de Pekín es la de abogar “siempre”
por la desnuclearización de la península coreana, y ante el conflicto actual ha
pedido a las partes cautela y contención y ha llamado al diálogo para resolver
la crisis.
La proliferación del arma atómica es un hecho y los aspirantes a
contar con un arsenal de ese tipo son muchos. Por lo que, es hoy ya un hecho
irreversible. La pretensión del imperialismo norteamericano de contener con sus
diez dedos diez pulgas, sin aplastarlas, resulta irrazonablemente y va contra la
marcha objetiva de las cosas y de las propias leyes económicas y políticas del
capitalismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario