Por Quibian Gaytan
El
redactor del blog Bitácora de un nicaragüense, en un artículo suyo, adjunto al
de un analista en asuntos internacionales conocido por su apellido Escobar, se
ha propuesto enmendarle la plana a éste último. Pero, no hace él más que
exponer el desequilibrio inestable de su propia visión de la problemática
internacional actual.
Comienza él con eso del “revisionismo
maoísta”, señalándolo como de pasada, como algo ya sabido y que no necesita
demostración, sin aportar argumento teórico o político alguno propio que
sustente tal acusa. Al proceder de tal guisa cae, él mismo, en esos “artificios” ideologistas que condena como
algo “propio de los intelectuales pequeñoburgueses, burgueses y de la izquierda
capitalista”.
Máxime cuando con ese ponzoñoso y calumnioso
ataque a los comunistas chinos que ya, en su momento, hicieran los revisionistas kruschevistas-Breshnevistas,
para desviar la atención de los auténticos comunistas, existentes aun en los ya
degenerados Pc’s browderianos y prosocialimperialistas soviéticos, de la
traición que fraguaban y que solo alcanza, en realidad, a ponerlo en evidencia por su seguidismo de
desteñido revisionista y esa buena carga
de prejuicios anticomunistas que porta.
En segundo lugar, y es el leitmotiv de su
corto ensayo, siguiendo el método artero de polémica de sus maestros, los
viejos revisionistas modernos, toma como
objeto de ataque de primera instancias la Teoría de los Tres Mundos, aquella
auténtica elaborada por el Presidente Mao y no aquella distorsionada presentada
un día en la Asamblea General de ONU por el homúnculo Teng Xiao-ping, para desarrajar
un tiro mortal según piensa al Marxismo-Leninismo, al Pensamiento de Mao, en
últimas instancias. En eso, nada nuevo aporta a la lucha de los revisionistas
kruschevistas, desde la derecha, y de los dogmato-revisionsitas desde la
“izquierda” contra el científico y revolucionario proletario Pensamiento de Mao
o Marxismo-Leninismo-Maoísmo comprobado en sus elaboraciones teóricas y
prácticas subversivas en África, América Latina y Asia.
Flaco favor, pues, le hace a su entereza
intelectual al leer y repetir acríticamente a los oportunistas de derecha y de
“izquierda”, obviando la urgencia de establecer, como demanda el método
marxista-leninista-maoísta, en primer lugar, la objetiva periodización de la
historia económica y política de la República Popular China de la segunda mitad
del siglo XX: el periodo de la revolución y construcción socialista
(1952-1977), de aquel del golpe de estado antisocialista y del cambio de
sistema económico y político o de la restauración capitalista (1978-2013). Al
no saber, o ¿no querer?, hacer esa delimitación cognitiva necesaria cae Usted
en un apartamiento flagrante del Materialismo Histórico., por ende en la
metafísica y en el idealismo histórico.
Olvidando, además, el análisis concreto de la
dinámica de la correlación y lucha de fuerzas que marcaban ese período que
abarca 1966-1974, punto culmine de la Primera Revolución Cultural Socialista
Proletaria, en que como reflejo de la nueva situación internacional generada
por ésta se conformaba la Teoría de los Tres Mundos. Al cual no se ha atenido
para poder, con mínima responsabilidad teórica y política, vomitar su
vitriólica condena de los aportes, defensa y desarrollos al marxismo-leninismo
llevados a cabo por el camarada Mao y el Movimiento Comunista
(Marxista-Leninista) Internacional.
Al hablar del imperialismo, indudablemente refiriéndose a la China
Popular de Teng Xiao-ping y su camarilla de seguidores del camino capitalista, al
que realmente debería referirse y no a la del Presidente Mao para dar una pizca
de honestidad intelectual, por arte de birlibirloque, se saca Usted de la manga
lo de “ya se desarrolla el armamentismo y el militarismo”. Características
remarcantes, según Usted, del nuevo estadio del capitalismo imperialista chino.
Confunde Usted las cosas señor confundidor. ¡China Popular postMao no es aun
plenamente imperialista, sino socialimperialista!
Aunque Usted no quiera aceptarlo, la China “Popular” de Teng Xiao-ping y sus
sucesores no ha adoptado aún la propiedad privada y/o monopolista de estado y
liquidado plenamente la propiedad colectiva socialista; en ella la nueva clase
burguesa, la burguesía burocrática monopolista de estado china, debe mascar el
freno y actuar bajo la dirección del degenerado Partido “comunista” de China,
de la bandera roja de las cinco estrellas y hacer referencias –para la gradería-
a Marx, Engels, Lenin,… hasta a Mao!
Haciendo referencia al imperialismo, en general, obvia, tesis
científicas, hechos probados y por todos conocidos, los seis rasgos económicos
característicos de esa etapa del capitalismo monopolista remarcado por el
camarada Lenin. Prefiriendo, por comodidad, remitirse a lo mero
superestructural y el evitarse explicarnos el fenómeno de cómo una economía y
un sistema de estado y sistema gobierno socialistas, acorde con los
lineamientos marxistas-leninistas de construcción de ésta sociedad, al
realizarse el golpe de estado capitalista en él, se transforma o bien en imperialista o bien
en neocolonia de tal o cual viejo imperialismo dominante en el mundo.
De Usted, señor, en consecuencia, cifras y datos económicos y estadísticos, o al menos una
elaboración teórica plausible dentro de los parámetros de la Economía Política
Marxista-Leninistas, probatorios de su subjetiva aseveración y no sólo recursos adjetivales, del nacimiento,
desarrollo y afirmación del capitalismo en China y de su pasaje a la fase
imperialista.
Pero, no. Él prefiere, rehuyendo ese análisis económico teórico y
concreto, por economía de pensamiento quizás, prefiere ocultarse en lo
superestructural – el militarismo y el armamentismo- lo que aquí resulta
secundario, complementario.
Ciertamente, sea dicho en su descargo, Lenin en su importantísima obra El Imperialismo, Etapa Superior del
capitalismo ha remarcado eso de “el imperialismo es la superestructura del
capitalismo”. Ello pareciera darle razón al señalamiento del articulista, en
cuanto, a la importancia de los rasgos políticos
definitorios del imperialismo. Pero, si parece no es. Lenin jamás ha
privilegiado la esfera política con respecto a esta etapa de desarrollo del
capitalismo, en desmedro de lo económico.
¿Por qué? Porque él sabía muy claramente distinguir lo correspondiente a
la base material, de exclusivo dominio
de lo económico, y la base real, las relaciones sociales económicas, de lo
superestructural, propio de las relaciones políticas entre las clases sociales.
Que en ésta esfera de lo político, el militarismo y el fascismo, aunque determinantes en ciertas
circunstancias, dentro de una dada formación
económica y política, no puede no desempeñar un papel secundario,
derivado. Y eso le ha separado radicalmente de la visión del imperialismo de la
pequeña burguesía, del ala centrista (Karl Kautzky y cía), y de la “izquierda” (a la Rosa Luxemburgo,
Bujarin y Radek, por ejemplo) de la socialdemocracia europea y rusa, en
general, y de aquella alemana en particular. Los cuales, alejándose del marxismo
revolucionario, subrayan unilateralmente el aspecto político bandidezco,
militarista y de la política expansionista y (neo)colonialista del
imperialismo.
Ellos, erróneamente, definían al imperialismo por su reaccionaria
política de dominación sobre otras naciones y Estado, de coser la telaraña de
sus particulares, nacionales, sistemas coloniales y neocoloniales mundiales. No
así por la base económica que le servía de sustento, como les exigía el
marxismo. En esa misma confusión, como ya habrá podido darse cuenta el lector,
de suplantación de la dialéctica materialista por la metafísica cae nuestro
articulista.
A renglón seguido, como un ratoncito ciego en qué en todo mete la nariz,
escribe, acusando a su niño de los golpes escogido, de “hacer una distinción
antidialéctica del imperialismo diferenciándolo implícitamente de “bueno” y
“malo”, pero lo sabroso viene halado como cuentas de rosario lo mejor, acusando
a otro despistado y consecuente justificador del reciclaje del imperialismo
ruso y del socialimperialismo chino el analista Escobar de que quizás esté
“haciendo un guiño a la <teoría de los
Tres Mundo>. Vaya, vaya. Saca la pata del bacín y la mete en el inodoro.
He leído el artículo del revisionista Escobar y no he encontrado nada de
eso de lo que le acusa el articulista de Bitácora de un Nicaragüense. Es otra
cosecha del propio autor. Para eso existe el diccionario, para encontrar una
fuerte expresión que le libere de cualquier engorroso tema mal conocido. Es la
función de la venenosa expresión “implícitamente”. Con la cual cree aniquila el
antidialectísimo de su contrincante. En vano pues canta victoria.
Pero, lo mejor es la segunda frase conque completa su pírrica victoria.
Ha oído repiquetear campana y no atina dónde. Ha leído lo que escriben los
revisionistas modernos y los dogmato-revisionistas sobre la Teoría de los Tres
Mundos y él repite cual papagayo. Por lo que obligado me y le pregunto: ¿De dónde se saca Usted, eso de que el PCCh
y la RPC, bajo la dirección de Mao, han hablado o expuesto, aunque sea
implícitamente, alguna vez eso de imperialismos “buenos” y “malos”? No lo podrá
probar nunca, pues no existe tal aseveración. Lo que me lleva a concluir que no
ha leído nunca la versión original y auténtica de la Teoría de los Tres mundo,
exposición científica, revolucionario proletaria e impregnada de
internacionalismo proletario marxista-leninista elaborada personalmente por el
camarada Mao, la que servía de base de principios de la línea estratégica de la
política internacional del Partido Comunista de China y del Estado Popular,
sino sólo la versión revisionista
presentada por Teng Xiao-ping en suplantación de aquella, la que ha sido
claramente denunciada y rechazada por los comunistas chino y los comunistas
(marxistas-leninistas) del mundo enero o en su defecto, lo que también es
posible, la de los dogmato-revisionistas que también han propalado su propia falsificada versión.
Oh, santa simplicidad. Oh, santa ignorancia
preñada de malas intenciones y de mala fe.
Hoy día, a algunos, inclusive auténticos
marxistas-leninistas-maoístas, les resulta un tanto “vergonzoso” defender
públicamente la Teoría de los Tres Mundos del Presidente Mao. Nosotros los
comunistas (marxistas-leninistas) de Panamá remarcamos, con orgullo de clase
proletaria, hemos aceptado e intentado aplicarla a las condiciones
económico-políticas y nacionales de nuestro país. En la actualidad, en esta
entrada del siglo XXI, no nos arrepentimos de haber tomado partido por ella. No
tenemos de qué avergonzarnos de la Teoría de los Tres Mundo. En ese entonces,
al tomar tal posición de clase de cara a ella, lo hicimos conscientemente y de
acuerdo a nuestra comprensión del Marxismo-Leninismo-Maoísmo; al aplicarla a
nuestra realidad política y nacional no lo hicimos por seguidismo ni
papagallismo. Para nosotros la teoría de los Tres Mundo resultaba exacta,
correcta y ajustable a las condiciones concretas histórico-económicas de
nuestro país. Por la experiencia vivida desde ese entonces dicho enunciado
científico general, plenamente acorde con el Marxismo-Leninismo, en estos días
no puede ser tirada así por que sí. Ella debe ser estudiada y evaluada
críticamente a la luz de la ciencia del Marxismo-Leninismo-Maoísmo, lo que nos
permitirá escardar sus lados débiles, equívocos, liberarla de desfiguraciones y
adulteraciones malintencionadas, pero no tirarla al canasto de la basura. Ella
hace parte del acervo cultural y político del Marxismo-Leninismo-Maoísmo.
Dicha teoría elaborada por el camarada Mao ha
tenido como objetivo, y ha sido esa su finalidad, el dotar al Partido Comunista de China y al
proletariado comunista internacional de un arma que, por su carácter
estratégico, le permitiese afrontar y resolver exitosamente los peligros
dimanantes de la nueva situación internacional creada por la colusión y
rivalidad de las dos superpotencias, el viejo imperialismo estadounidense y el
recién llegado al banquete de los tiburones que han pretendido hegemonizar al
planeta, el socialimperialismo soviético. Afrontar el peligro inmediato de una
nueva guerra mundial, a la que conducían dada la imposibilidad de acordarse
entre sí para realizar una nueva redivisión pacíficamente, ello porque cada una
de ellas ambicionaba hegemonizar el mundo para sí.
Ella, además, de acuerdo con el señalamiento
del camarada Stalin respecto a la temática de las contradicciones principales
que estremecían al mundo capitalista, remarcaba cuál era la contradicción principal en las condiciones de la época
histórica, en momento de la transformación de la URSS en una potencia
socialimperialista y la desaparición del Campo Socialista Mundial, el aspecto principal de la misma y cuál la
tendencia principal del momento.
En otras palabras, cabe señalar rápidamente,
la Teoría de los Tres Mundos partiendo de los enunciados hechos por el camarada
Stalin remarca que, aún signada por dicho cambio trascendental del cambio de
sistema sufrido por la URSS, la contradicción entre el imperialismo y la
revolución proletaria mantenía toda su vigencia como contradicción principal.
Pero, dados los cambios económicos y políticos ocurridos, señalados arriba, el
aspecto principal de dicha contradicción principal lo ha venido a ser aquella
que enfrentaban a las dos Superpotencias, el imperialismo estadounidense y el
socialimperialismo soviético, con la clase obrera, los pueblos y naciones del
mundo. Siendo, en esas nuevas
condiciones, su tendencia principal la revolución y no aquella de la
perspectiva inmediata de una reaccionaria guerra mundial. Lo que magistralmente
los auténticos comunistas chino, encabezados por el Presidente Mao y el
camarada Chou En-lai, sintetizaban con las palabras de orden de ”Los países quieren la independencia, las
naciones quieren la liberación y los pueblos la revolución”.
Este sesudo “dialéctico”, como cualquiera en
este mundo, tal cual aquellos generales gritados formados en las endémicas
guerras civiles semifeudales latinoamericanas, en su afán de invalidar los
argumentos de su contrario, muy orondo le espeta que no llega a comprender el
hecho que “las diferencias entre imperios no es antagónica” y que “resulta de
contradicciones al interior del capitalismo…”. Recuerde el lector es un
filósofo y un analista político “marxista” el que hace tal declaración. Él en
su afán de polémica viene a señalarnos que no existen contradicciones
antagónicas entre las potencias imperialistas (él habla de “imperio” y no de
imperialismo). ¿Un caso de lapsus mentis o de lapsus calami?
Según el sesudo articulista, contra lo que
han escrito y rubricado Lenin, Stalin y Mao sobre antagonismo de las
contradicciones interiimperialistas, nacidas de la ley de la anarquía y la
competencia de la producción capitalista, la ley del desarrollo desigual y a
saltos de la economía imperialista y de la lucha por la hegemonía en el mundo, en vez de la lucha por el sometimiento
de las potencias imperialistas rivales e inclusive su aniquilación llegado el
caso, predomina la solidaridad
interiimperialista. La paz y no la guerra en las relaciones entre las
naciones imperialistas. ¿Vale la pena refutar tales ideas
antimarxistas-leninistas, anti materialistas históricas?
No sabe él que las guerras
interiimperialistas, son inherentes al sistema imperialista capitalistas. Que
son el resultado de la agudización al extremo del antagonismo de las contradicciones
existentes, objetivamente, en el seno mismo del sistema capitalista
imperialista mundial. Sobre a brillantemente escrito el camarada Stalin:
“¿Cuáles son los elementos fundamentales de la ley de la desigualdad del
desarrollo bajo el imperialismo?
“En primer lugar, el hecho de que el mundo está ya repartido entre los
grupos imperialistas, de que en el mundo no hay más territorios “libres”,
vacantes, y de que, para ocupar nuevos mercados y fuentes de materias primas,
para ensancharse, hay que arrebatar a otros esos territorios por la fuerza.
“En segundo lugar, el que el inusitado progreso de la técnica y la
reciente nivelación del grado de desarrollo de los países capitalistas han
hecho posible y facilitado que unos países más poderosos sean rebasados por
otros, menos poderosos, pero que se desarrollan rápidamente.
“En tercer lugar, el que la vieja distribución de las esferas de
influencia entre distintos grupos imperialistas choca cada vez con la
correlación de fuerzas en el mercado mundial; el que para establecer el
“equilibrio” entre la vieja distribución de las esferas de influencia y la
nueva correlación de fuerzas, necesita repartos periódicos del mundo mediantes
guerras imperialistas”. (J. Stalin, VII Pleno Ampliado del Comité Ejecutivo
de la Internacional Comunista. O. C., tomo IX, p. 110).
En su afán de polemizar por polemizar, éste
pacifista burgués, mal cubierto con el ropaje “marxista” y “leninista”, echa en
saco roto la experiencia sangrienta de las continuas carnicerías interiimperialistas
mundiales –aquella de 1914-1918, aquella de 1939-1945 y de aquella actual que
se desenvuelve por medio de Estados-cipayos que están expresando el antagonismo
entre el bloque imperialista USA-UE y el bloque euro-asiático que terminará por
enfrentarlos directa e inevitablemente (2000-201?). Ejemplo que demuelen
totalmente sus tesis conciliacionistas, legalistas, pacifistas y
parlamentaristas mal cubiertas con un lenguaje ultrarradicalista.
Y para finalizar, la siguiente perla. “las
diferencias entre los imperios”. ¿Imperio? A los revisionistas, trotskistas y a
toda esa camada variopinta que conforman la izquierda burguesa, antes que él, les
ha gustado esa palabreja “imperio” y la riegan profusamente, venga a cuento o
no. “Imperio” suena más potable para allegarse a las masas burguesas y
pequeñoburguesas impregnadas todas ellas de grandes y fortísimos prejuicios
anticomunistas y antimaoístas.
El término “imperio”, por mucho que se
esfuerce pregonarlo no es más exacto que la categoría económica y política imperialismo. Jamás podrá superar el
profundo contenido y significado de éste último. ¿O será que Usted simplemente,
también quiere hacerle un guiño a los neobakuninistas arrepentidos Hardt y Tony
Negri?
19 de octubre de 2013
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