MAO Y LA EMANCIPACIÓN DE LA MUJER
por: Rosa Libertad
El camarada MAO citado en el
artículo <Bajo la dirección del
Presidente Mao nosotras mujeres hemos tomado la vía de la emancipación>,
del12 de octubre de 1977, ha dejado establecido lo siguiente:
“Las mujeres representan la mitad del
pueblo. La condición económica de las trabajadoras, el hecho que ellas sufren
particularmente de la opresión, prueban no sólo que las mujeres tienen una
necesidad urgente de la revolución, sino también ellas constituyen una fuerza
decisiva para la victoria de la revolución”.
¿Cómo hemos de interpretar este brillante
aserto del camarada Mao?
Lo primero que debo remarcar
es la clara toma de posición suya con respecto a la mujer en la lucha de clases
y en la revolución, tanto en la revolución de Nueva Democracia Popular, con la
dirección de la clase proletaria, como en la revolución socialista proletaria
su coronamiento. El camarada Mao ha tenido una gran consideración por las masas
femeniles, de ello habla su permanente cuidado, desvelos y toda su actuación
teórica y práctica política por elucidarle el camino de su emancipación, de su
papel en la lucha de clases sea en China, en los ex primeros países socialistas
de Europa y Asia y en todo el mundo capitalista burocrático y monopolista
imperialista, esto es en la revolución y construcción socialista.
Todo el pensamiento de Mao
Tse-tung, respecto a la cuestión de la emancipación de la mujer –fijaos bien,
él habla de emancipación y no de aquello de la “liberación” femenina tan del
gusto de los y las progres de la burguesía como de los y las ultrarradicales de
la pequeño burguesía- se centra en su comprensión que ésta es parte de otra más
general, de la lucha de la clase proletaria por la liquidación revolucionaria
del capitalismo y su suplantación con el socialismo camino al comunismo. Dado que si bien es cierto la mujer
trabajadora sufre en carne propia de la esclavitud asalariada y de la opresión
machista en todos los niveles sociales y culturales, ella gracias a su aprehensión
consciente del Pensamiento Marxista-Leninista-Maoísta ha logrado tomar la
conciencia de clase comunista de que la continuidad del capitalismo está en
contradicción antagónica y es enemigo fundamental de su emancipación sexual y
social.
Que restando el imperialismo
y, más en general el capitalismo, ellas no alcanzarán jamás emanciparse, esto
es el realizarse plenamente en su ansiada igualdad económica, social, política,
jurídica, moral y cultural en su relación de pareja, ni sexual no como fuerza social
productora libre. Esto es así, por cuanto su esclavitud asalariada y doméstica,
discriminación productiva, su marginalización económica, social, política,
cultural y estatal respecto al macho-hombre, subalternidad sexual y el
paternalismo machista son producto de la división de clases imperante en el
capitalismo; de las relaciones sociales de producción, de la organización
social y familiar capitalistas, la que además se ha dotado como su pegamento
ideológico el modo de pensar burgués. Por lo que, en consecuencia, para
conquistar su emancipación la mujer ha de proponerse el participar en el
rompimiento revolucionario de las bases materiales y su correspondiente soporte
ideológico y cultural.
De ahí se comprende que,
para Mao, no se trata simple y únicamente de la “liberación” o de la “libertad
sexual” de la mujer. Sino aquello de sumar a las masas femeniles a la lucha
general del proletariado por el derrocamiento revolucionario del capitalismo,
la ruptura del sistema del salariado, y la conquista del socialismo. Lo que une
indisolublemente los destinos de la mujer a aquel del proletariado y a la de su
Partido Comunista (Marxista-Leninista-Maoísta), los que son los únicos y
consecuentes luchadores atacantes de las raíces materiales y espirituales de la
dictadura del Capital, opositor directo a la emancipación de la mujer, y les
señalan inequívocamente la correcta senda de sus realización la revolución
socialista y la Dictadura del Proletariado.
¡Pero, aguarden! Ya aquí hay
una discriminante: para el camarada Mao Tse-tung, así como para sus
continuadores comunistas (marxistas-leninistas), el llamado no hace un reclamo
general dirigido a “todas las mujeres” de todas las clases y de todos los
partidos. La convocatoria está dirigida directa y exclusivamente a la mujer
obrera y a aquella campesina trabajadora o pobre las que asumiendo la objetivo
estratégico de la emancipación de la mujer aprehenden la tarea estratégica de
ligar su lucha específica a la del Partido Comunista (ML) de derribar
revolucionariamente la dictadura de la burguesía y las clases reaccionarias
aliadas, haciendo suyo la de la “conquista del poder político con la lucha
armada” en su forma más alta, ya como guerra popular de liberación o ya como
guerra civil por el socialismo”. Y aquí es Rhodas para las feministas burguesas
y pequeño burguesas. Ya que, ante la enormidad de la tarea de la conquista del
comunismo, o retroceden a las cuatro paredes de la celda del hogar o ya tienden a la búsqueda de una poltrona
diputaril en el Parlamento junto al opresor machista que una vez combatieron.
Esto es, se pasan a la contrarrevolución burocrático burguesa.
Llegar a una tal conclusión
¿quiere decir que nosotros comunistas (ml) sembramos la división en el seno del
movimiento femenino democratizador? En modo alguno se puede concluir eso. Según
lo que hemos dicho, nuestra tarea en el objetivamente existente frente de
mujeres democráticas, revolucionarias y socialistas es señalarles el justo
camino para el logro de su histórico objetivo emancipador, su entrelazamiento
indisoluble con el carácter de clase proletario de su núcleo fundamental y las
tareas que las condiciones históricas y políticas ponen al día, así como el
método y la forma de lucha más avanzado y consecuente para llegar a vencer.
Remarcamos, para aquellas o aquellos militantes revolucionarios y
revolucionarias que si de veras se quiere llegar a vencer, hay que reconocer
que EL DESTINO DE LAS LUCHAS DE LAS MASAS FEMENILES POR SU EMANCIPACIÓN SE
ENCUENTRA INDISOLUBLEMENTE ENTRELAZADO CON AQUELLA DE LA CLASE OBRERA Y DE SU
PARTIDO REVOLUCIONARIO DE NUEVO TIPO por el derrocamiento del capitalismo y la
edificación del socialismo. No hay allí, en esto, ni divisionismo ni sectarismo
alguno.
Máxime cuando siempre
cuidamos de resaltar la urgencia de construcción del más amplio Frente Unido de
las fuerzas democráticas y comunistas para el logro de la integral emancipación
de la mujer. Lo que quiere decir, además del remarque del carácter de clase del
movimiento, el deslindar diáfanamente lo estratégico y lo táctico. En lo
estratégico, en lo que no puede haber renunciamiento de principios algunos,
reconocer que en esta lucha por la emancipación, el aliado principal de ésta
lucha femenil lo es la clase obrera, como lo demuestra la práctica resulta ser
la única clase que de la igualdad de clase y entre los sexos ha hecho su
irrenunciable bandera de emancipación social. Que la clase obrera no puede
emanciparse a sí misma si no emancipa a la mujer y que la mujer no alcanzará a
emanciparse a sí misma si no participa en la lucha por la emancipación social
de todos los trabajadores. Y esto es una discriminante de valor absoluto.
Paralelamente, en los
combates de masas por cuestiones específicas como serían el derecho al aborto,
la despenalización de la mujer abortista, la paridad de sexos, etc., las
proletarias y masas feminiles pueden unirse, como ya lo han hecho en unas tales
batallas en tantos países, como en Panamá, individualidades y grupos de mujeres
pequeño burguesas y de la burguesía mediana. Podemos marchar y luchar juntas
pero no revueltas. Pues, aquí mujeres trabajadoras y nuestro socialismo y allá
mujeres burguesas con su capitalismo. ¡Agua y aceite somos en esto!
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