por: Quibian Gaytan
Una vez más, públicamente,
se ha abierto la vieja llaga que separa la visión y línea de dos Organizaciones
marxistas-leninistas-maoístas, concretamente el colectivo de Dazibao Rojo-Comité de Loita Popular “Manolo Bello” de Galicia los que hacen
mancuerna contra el Colectivo Odio de
Clase, proyectos de partido en sí mismos existentes dentro del amplio
espectro político de la España proletaria y revolucionaria. ¿Nos sorprende eso,
inclusive la virulencia de que hacen gala en sus ataques? No. Los comunistas
somos la personificación colectivizada de la ley de la contradicción, de la
unidad y lucha existente en los objetos, fenómenos y procesos del mundo físico
y social, así como en el mundo del
pensamiento.
En la naturaleza, en la
sociedad, en la clase y en el Partido mismo. Es claro que, dentro de nuestros
principios normativos dictaminados por tal concepción general de la naturaleza
y de la sociedad, un universo pleno contradicciones y luchas por resolverlas,
el debate y la polémica no sólo son necesarios, sino inevitables. Puesto que,
si no hay debate y confrontación de ideas interpretativas de la concepción general
básica y de la realidad socio-política del propio país, no hay construcción y
organización. Lo que incomoda es el uso
que se hace de la descalificación, epítetos y a las pullas zaherientes.
Si Ustedes hacen eso,
recurren a las palabras fuertes y disonantes, no esperen del contradictor que
les trate con guantes de seda, con el respeto debido y exigido para llevar
adelante un debate constructivo y mutuamente fructífero.
Es imperdonable, máxime
tratándose de comunistas, de marxistas-leninistas maoístas, al calor del dime y
direte pueblerino, se olvide que sin el debate y la confrontación de ideas
contrastantes, en un sentido constructivo y de respeto para quién expresa la
propia idea interpretativa, en el seno de la propia Organización o en relación
con otras entidades políticas aún lejanas a nosotros y, con los cuales establecer
relaciones de muua comprensión sobre cosas espinosas, no hay construcción posible
del Partido marxista-leninista-maoísta único. Puesto que éste entrechocar de
ideas es la savia nutricia de la existencia misma y razón de ser de un tal
partido y su fortalecimiento.
Ya que se debate en el seno
del Partido, como de la clase, para
construir. Se debate para fortalecer la conciencia de los propios adherentes,
ganar su apoyo consciente a la labor que colectivamente nos hemos propuesto
realizar. Se debate para ganarnos la mente de los comunistas y revolucionarios
proletarios, para ganarnos a los que comparten nuestra idea organizativa
militantes en otras Organizaciones políticas revolucionarias fraternales o no.
No debatimos para profundizar la fosa que nos separa, ni para imponerles a la
brava nuestras ideas de Organización a las masas revolucionarizadas por la
labor ideológica y política de tal o cual Partido obrero revolucionario, de tal
o cual proyecto de partido en construcción (de mala leche juzgado como “rival”)
ni para “aplastar” a quién en algún momento se a opuesto a nuestra propia
visión interpretativa y accionar político práctico. Hay que dejar de considerar
a quién diverge en tal o cual aspecto de nuestro programa político como un
“enemigo de clase”.
Nunca ni en ningún lugar
resulta aceptable eso blandir el puño, aunque se diga “proletario”, el insulto
y la injuria como argumento valido en una discusión teórica. Considerar tales
procederes simplemente es dar prueba pobreza intelectual, de la propia
incapacidad de razonar sensatamente o de desarrollar una idea argumentalmente.
Harían bien los camaradas, de la Organización política la que pertenece dicha
persona, el llamarle a orden e impedirle se siente ante un ordenador. Mucho
ganarían los militantes y la clase obrera, en general, que a tales individuos
no se les dejase hablar o escribir. ¡Mándenle a militar en el seno de las masas,
para que los obreros le enseñen a comportarse como es debido!
La lucha ideológica en el
seno del partido (llámesele ya lucha interna o lucha de dos líneas), no es ni
puede ser equiparable a una riña callejera. Como si fuese una confrontación de
partida antagónica entre dos o más colectivos partidarios orgánicamente
separados por la visión y la línea táctica de construcción del mismo, pero con
una concepción general común, no puede ni debe ser llevada a los extremos del
encono y de la irreconciliabilidad.
La lucha ideológica, como la
ideología misma, o está al servicio de la lucha de clase del proletariado o no
sirve. Si el debate ayuda a unir a los comunistas en las tareas políticas
establecidas está bien, pero si desune o acrecienta elementos de escisión,
entonces, resulta claro que hay que echarlo a un lado.
Ahora bien, en el caso
concreto y particular de estas dos Organizaciones en debate abierto abría que
preguntarse, ¿en qué consisten las divergencias? Pese al conglomerado adjetival
que la cubre y marca el estilo de desenvolvimiento de dicha polémica, lo esencial
viene a la luz. Las dificultades que se encuentran al intentarse aprehender las
leyes específicas de la construcción del Partido Comunista de Nuevo Tipo en
España y la ausencia de una clara visión y de una concreta línea organizativa
que la materialice.
¿A qué nivel o esfera se da
la divergencia? A nuestro entender ella se está dando en la esfera, no tanto en
la interpretación del Marxismo-Leninismo-Maoísmo –ambas se remiten a la
ortodoxia en cuanto a la validez y aplicabilidad de dicho pensamiento-guía a la
realidad social y política de España-, tampoco a la línea política general a la
vía de la revolución española, sino que atañe al campo de los organizativo. Alrededor
del método a seguir para su concreción orgánica partidaria. A la tarea política
en materia de organización y a la conducta política más factible para allegarse
a las masas proletarias y populares para conducirlas a la construcción de dicho
auténtico Partido Comunista de Nuevo tipo en dicho país.
Es claro que, aquí en esta
esfera, de nada valen los señalamientos acusatorios
de “dogmatismo”, “revisionismo” y de adopción de otros descalificadores “ismos”,
que más que aclarar enturbian las relaciones entre los que en la práctica deben
entrelazarse, que; si no existe un Programa Organizativo, único y concreto, en
base al cual los comunistas españoles
alcancen la máxima unidad en las ideas centrales, de unidad de objetivos,
unidad de tareas. Sin ello, si no se tiene claridad sobre eso, dichos términos
resultan simples y vacías abstracciones. Romper con los pies lo que con las
manos se está construyendo.
Ciertamente el dogmatismo y
el revisionismo están íntimamente hermanados y entrelazados. Pero, ni son
iguales, ni cumplen la misma misión ni se les debe tratar al enfrentarlos con
los mismos métodos o haciendo recurso de resolución. El dogmático, en ciertas
condiciones, es recuperable, el revisionista no. El primero está más cercano a
los principios revolucionarios del marxismo-leninismo, el cual sinceramente
subjetivamente labora para bien del Partido y de la revolución proletaria, en
cambio el revisionista actúa para
atentar contra la unidad y el papel subversivo del Partido. Esto es, para
desviar al Partido de su justa senda y sabotear así la revolución descabezando
su núcleo dirigente.
La actitud o las poses
dogmáticas no siempre son incorrectas, el progreso de la construcción y el
dominio de la ciencia de la revolución proletaria no avanzan por una línea
absolutamente recta, libre de baches y obstáculos. El dogmatismo, al apego
intransigente y férreo a ciertas formulas organizativas leninistas, probadas al
calor de la lucha de clases proletarias y a la construcción de la sociedad
socialista en la URSS y China Popular, de tiempos de Lenin y Stalin y Mao,
respectivamente, adquiere en algún
momento de la vida del Partido Comunista (MLM) en construcción un valor
positivo.
El dogmatismo es producto
social de nuestra inmadurez ideológica y política. Es el tributo que debemos
pagar por nuestra incapacidad de asir el arma de la dialéctica
marxista-leninista-maoísta, la incomprensión metafísica y mecanicista de la
aplicación de la dialéctica materialista
a la construcción del partido obrero de nuevo tipo, de la inmadurez y falta de
experiencia política y organizativa práctica para acercarnos a las masas de
nuestra clase. El dogmático, casi siempre absolutiza aspectos particulares,
relativos, de nuestra doctrina, pero no
llega más que poner en evidencia su incapacidad de afrontar las
dificultades que encuentra para convencer y atraerse a las amplias masas
sinpartido o que se ha perdido toda
capacidad de acercarse y ligarse a ellas.
La absolutización de dichos
aspectos específicos de nuestra ideología, cuando hacemos nuestros no las ideas
justas en su dialéctica que le es propia, si no la letra, sobrepasado ese
momento, deviene en su contrario. Las Conferencias Internacionales de Moscú de
los viejos Partidos comunistas y obreros, de 1957 y del 60, justamente
calificaron y condenaron el “peligro del dogmatismo” y del “sectarismo”, junto
al “revisionismo” como enemigos del Movimiento Comunista Internacional.
Fórmulas que perdieron ulteriormente, con el triunfo de la contrarrevolución
antisocialista, la toma del poder del Estado socialista por la banda
antirrevolucionaria y revisionista de la camarilla Kruschevista y el desborde
revisionista a escala internacional, lo positivo se convirtió en negativo. La
dictadura del proletariado fue suplantada por la dictadura de la burguesía, la
línea general leninista de la revolución y construcción del socialismo y del
comunismo fue virada a línea
general de restauración capitalista;
como corolario de tamaña reacción antisocialista, el Marxismo-Leninismo fue
abandonado y renegado impúdicamente. La justa y correcta valorización del
término “dogmatismo”, dada por el viejo MCI, fue radicalmente cambiada y
perdiendo en el proceso toda connotación clasista y comunista proletaria. Lo
blanco pasó a cubrir lo rojo, el contenido científico y revolucionario de dicho
mal en el seno del MCI pasó a fenómeno descalificador de lo comunista.
Todos los que denunciaron y
osaron condenar lo actuado por los revisionistas modernos fueron descalificados
y tachados taimadamente de “dogmáticos” y “sectarios”. “Dogmatismo” fue el
estigma a que recurrieron los revisionistas modernos para aislar, cercar y aniquilar
política e ideológicamente al Presidente Mao, a Enver Hoxha y a millones de
comunistas y obreros revolucionarios en todo el mundo que se levantaron en
defensa de la Patria Socialista de Lenin y Stalin, del Marxismo-Leninismo y de
las conquistas sociales y políticas socialistas de la clase obrera
mundial. Desde entonces la palabreja
“dogmatismo”, sin dejar su viejo significado, en manos de los revisionistas
modernos se convirtió en arma del anticomunismo. Debió y fue tomado con pinza
por los auténticos comunistas, los marxistas-leninistas-Pensamiento de Mao.
¿Significa eso los maoístas
asumimos la defensa del “dogmatismo”?
No, de modo alguno. Los comunistas (ml) seguimos condenándolo como una
desviación del marxismo, como un obstáculo inevitable y salvable. Rechazamos,
al mismo tiempo, el modo como era y es utilizado por revisionistas,
neorevisionistas y ultraizquierdistas, los que la utilizan para proseguir la
lucha anticomunistas contra la revolución proletaria mundial. Como medio de
invalidación de los comunistas y para disputarle el papel hegemónico de las
clases revolucionarias que desempeña el Partido Comunista aunque, aún, esté en
una etapa inicial de su desarrollo.
Condenamos, ayer como hoy,
el dogmatismo como una desviación ideológica en el movimiento comunista internacional y nacional sólo que
en su denuncia debes atenernos a los hechos, aportar datos y manifestaciones
concretas luego de un estudio profundo y científico, criticar a los camaradas
que hallan caído en él como camaradas, desde el principio de “atender la
enfermedad para salvar el paciente”. Es claro que en esto los mecanismos para
atender esa desviación subjetiva lo vienen a ser los Programas Políticos,
general y concreto, la Línea Política y el Programa organizativo de la
Organización comunista.
Hacer lo contrario es dar
muestra de pereza mental, de poseer un espíritu camorrista e irresponsable. De
actuar el dictado de la pasión individualista y el deseo deshonesto de zaherir
a quién nos disgusta. Eso no es ser marxista-leninista, menos maoísta.
Como ya hemos dicho, más
arriba, la contradicción con el revisionismo, reciclado o no, es antagónica, y;
se resuelve ya con la asimilación rectificadora, con la crítica fraternal y la
autocrítica integral y la aceptación incondicional del Programa Organizativo
del Partido y/o del Documento Programático Central del Centro Ejecutivo
Internacional cuando existe, o con la separación tajante.
Pero, hay un aspecto de
dicha contradicción la más de las veces olvidado por los camaradas. Se trata de
que, al afrontarla no siempre se sabe distinguir entre derechismo y
revisionismo. Que no siempre, en la lucha ideológica en el seno del Partido, la
interpretación derechista del Programa Político, de la Línea Política y del
Programa Organizativo es sinónimo de revisionismo. En el Partido, como en
cualquier partido político u Organización obrera reivindicativa, siempre
existirá una derecha, un centro y una izquierda. Esto ha sido ampliamente
analizado, establecido y tratado por los grandes maestros del proletariado
internacional, así como que han recomendado continuamente el cómo tratar la
interrelación necesaria entre ellos. El como evitar cometer errores en el
tratamiento de esta contradicción en el seno del Partido. El cómo lograr que
dicha contradicción y la inevitable lucha entre dichos elementos de
interpretación redunde en el fortalecimiento de la unidad interior.
La existencia de estas tres
corrientes de interpretación de los objetivos programados resulta inevitable,
ellas no son necesariamente antagónicas entre sí. Mal tratadas, esto es
atendidas al margen del programa fundamental del Partido, de no-antagónicas
pueden devenir antagónicas, perjudiciales a la unidad interna y a la existencia
misma de la Organización. Una corriente de opinión o de ideas interpretativas
es lo normal en la vida del partido
obrero revolucionario, por lo que se debe evitar –error en que se cae muy a
menudo-, confundirla con fracción. El Partido vive a pesar de una confrontación
de corrientes de ideas, perece si no logra atajar su conversión en fracción existente en el seno
del mismo.
Alrededor de estas ideas,
cabe aquí recordar la experiencia histórica del Partido Bolchevique. Luego de
la revolución democrático-burguesa de febrero de 1917, por un cierto período de
su actividad política abierta, los camaradas Stalin, Molotov, Kamenev, Zinoviev y
otros probados líderes bolcheviques asumieron una abierta “línea de apoyo
crítico al Gobierno Provisional Revolucionario”. Era evidentemente, una visión
y línea derechista, muy cercana a las posiciones de los partidos
pequeñoburgueses mencheviques y socialrevolucionarios. Que solo fue cortada y
corregida con la llegada de Lenin a Petrogrado y la publicación de sus célebres
Tesis de Abril. Pero, sería una
necedad concluir, hoy, a la luz de los hechos ulteriores, que dicho error de los camaradas Stalin, Molotov y demás era una manifestación de revisionismo y
traición a la línea leninista de transformación de la revolución
democrática-burguesa en revolución socialista.
Como ya se ha señalado hasta
la saciedad el Movimiento comunista internacional pasa por un momento difícil,
de crisis de crecimiento. Periodo de confusión, desorientación y división. Un
vistazo ligero sobre el actual Movimiento Comunista Internacional confirma eso.
(1) En cada país existen, remedando la darwiniana lucha por la existencia, con
raras excepciones, dos, tres, cuatro partidos en construcción o proyectos de
partidos; (2) A nivel internacional existen o subsisten, con mayor o menor
éxito, cuatro o cinco proyectos internacionales de construcción de la Nueva
Internacional Comunista (Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI),
Constructores de una alternativa superadora del MRI, Conferencia Internacional
de Partidos y Organizaciones Marxistas Leninistas (Alemania), Seminario
Internacional de Partidos Comunistas (Bélgica), Movimiento Internacionalista
Maoísta (realmente no sabemos si existe aún), un proyecto internacional
Maoísta-Línea Roja; (3) Partidos Marxistas Leninistas Pensamiento Mao
independientes o no adscritos a ninguno
de los supranombrados proyectos internacionales.
Sí este panorama partidista,
maoísta o del Pensamiento de Mao Tse-tung, dejando aparte aquellos partidos
revisionistas modernos en vías de reciclamiento y su proyecto de reconstrucción
internacional, le sumásemos el proyecto de construcción de la Internacional que
agrupa a los Partidos Comunistas (ML-Hoxhista) – los que identificamos como
marxistas-leninistas de la segunda etapa, por proclamarse fieles al marxismo-leninismo
de Stalin y sumándole a Enver Hoxha-, la mayoría hostiles a Mao y al
Pensamiento Maoísta, Nos encontraremos con la situación actual del Movimiento
Comunista Internacional es de grave crisis ideológica, política y organizativa.
Lo que nos está condenando a la impotencia frente a las tareas revolucionarias
que nos compete cumplir en estos momentos de crisis final del capitalismo y en
que se ha abierto una crisis revolucionaria internacional.
Entonces, ¿cuál es la tarea
política central que esta situación internacional, caracterizada por la
apertura de dicha crisis revolucionaria internacional y por los esfuerzos que
realizan algunos Partidos Comunistas (M-L-M) de aprovechar la misma desatando
victoriosas guerras populares revolucionarias de liberación nacional y/o
preparando guerra popular por el socialismo en los países imperialistas, que
nos incumbe absolver en estos momentos?
La tarea histórica, urgente,
es construir el Partido Comunista Mundial de Nuevo Tipo. Pero, dicha tarea en
el actual momento político mundial tiene dos aspectos: (a) Crear y fortalecer
Partido Comunista Combatiente, basado en el Marxismo-Leninismo-Maoísmo, en cada
país. La búsqueda de la máxima unidad ideológica en base al Programa ideológico
Marxista-Leninista-Maoísta, respetando como condición sine qua non la
independencia de interpretación y aplicación de la verdad universal del
Marxismo-Leninismo-Maoísmo a las condiciones concretas económicas, políticas e
ideológicas de cada país. Asumir como Pensamiento-guía aquel de los cinco
Maestros del proletariado internacional y rechazando todo intento de de negar o
rebajar el papel de cualesquiera de ellos. Asumir la violencia revolucionaria
(sea la forma que tome, ya insurrección proletaria, ya guerra popular por la
nueva democracia o ya la de guerra civil por el socialismo) como única vía de
salida del capitalismo y del imperialismo y de marcha al comunismo. Defender
intransigentemente el rol dirigente de la clase obrera en la revolución por
etapas ininterrumpidas hacia el comunismo. Romper radicalmente con todo el
orden estatal, institucional y constitucional burgués neocolonial-imperialista;
con los partidos políticos burgueses gobernantes o en la oposición, con los
partidos revisionistas y neorevisionistas. Vincularse firmemente a las masas
trabajadoras y masas populares para llevarlas a la revolución y conducir sus luchas reivindicativas, económicas y
políticas, a fin de que se fogueen en la lucha de masas y en las huelgas de
masas. Levantar la demanda de la dictadura de nueva democracia popular y la
dictadura del proletariado y propagandizar eso cotidiana y activamente entre
las masas. Asimismo, para que nos ayuden en la construcción del Partido
Comunista de Nuevo Tipo.
Hablando del Partido
Comunista hacer nuestro y respetar en todo momento el mandato
leninista-stalinista de la lucha interna como medio de fortalecerlo, depurándole
de derechistas incorregibles y oportunistas conscientes. Por ello, la lucha de
líneas en cada Partido nacional debe ser respetada, empero sus límites
obligatorios no ultrapasados ni inflados arbitraria y artificialmente. El encono y el abuso en el
uso de epítetos y condenas subjetivas deben ser radiados del seno del Partido. Debatan
los ideólogos y teóricos, pero sometidos a la disciplina y al programa del
Partido (por débil que sea). Para cumplir eso deberemos superarnos a nosotros
mismos e identificar la tarea concreta, esto es la contradicción concreta en el
seno del Partido, de la clase y del pueblo. El sectarismo y el dogmatismo, en
ello, no ayudan; el revisionismo y el centrismo sabotean. ¡Abajo el espíritu de capilla! ¡Fuera el
unitarismo sin principios!
En base a ello, en base a
dicha actitud de principios, dotarse de una paciente y hábil política de unidad
para construir el Partido y el Partido Comunista Mundial (MLM). Para ello,
esforzarse en, como tarea inmediata, construir un grande Frente Unido de Acción Comunista, a nivel nacional que internacional,
y; en la cual cabrían todas las escuelas de interpretación y aplicación del
Marxismo-Leninismo que asuman una posición positiva de cara a los camaradas
Stalin y Mao. De ahí, reivindicando toda la experiencia histórica, teórica y
práctica, de la revolución y
construcción socialista en la URSS y China Popular.
En cuanto a la segunda
cuestión, la relacionada con la lucha
por la unidad con los comunistas de la segunda etapa, déjenme apuntar aunque someramente, lo siguiente:
Las contradicciones, como
justamente remarca el Programa Fundamental de nuestro Partido, entre los
comunistas marxistas-leninistas (abría que precisar aquí, maoístas) y los
revisionistas modernos de viejo y nuevo cuño, los trotskystas y anarquistas son
antagónicas e irreconciliables; ellas no sólo son tácticas y particulares sino
contradicciones de concepción general del mundo y estratégicas entre quienes
quieren abatir al capitalismo a través de las sucesivas etapas de la revolución
y quienes quieren salvaguardar y defender al capitalismo, entre los que quieren
el socialismo y quienes a esto se oponen. Nada une a los comunistas
marxistas-leninistas a los revisionistas y trotskystas, con ellos no se puede
tener convivencia en el mismo partido.
¿Es correcta ésta fórmula
política discriminante? A nuestro juicio ella es correcta y se encuentra de
conformidad con nuestros principios organizativos
marxistas-leninistas-maoístas. Nosotros, como todo el movimiento comunista
(mlm) internacional, desde la última mitad del siglo XX hemos delimitado y
ajustado cuenta con los oportunistas de derecha y aquellos de “izquierda”
(revisionistas modernos, socialdemócratas, trotskystas y anarquistas). Nos
hemos demarcado claramente a nivel ideológico, político y en materia de
organización del Partido. Caeríamos en el mayor del oportunismo, en la traición
a nuestros principios y renegamiento de nuestros postulados organizativos, esto
es en el liquidacionismo, si aceptáramos a esos elementos,
contrarrevolucionarios y anticomunistas, el actuar en el seno de nuestros
partidos. Ellos son la negación absoluta de lo que somos, de lo que queremos
ser y de lo que queremos lograr.
¿Dicha fórmula discriminante
rechazar todo acercamiento político a quienes se oponen o se han opuesto alguna
vez a nosotros por cuestiones ideológicas o políticas? Claramente que no.
Resulta un infantilismo el negarse por “principios” o por consideraciones
estratégicas a realizar un trabajo político de acercamiento y coordinación de
labor agitativa y organizativa con un
Partido o movimiento político que, rechazando o se haya opuesto a nuestra
adscripción marxista-leninista-maoísta, encuentre un punto de coincidencia
aunque sea en un punto o artículo de nuestro Programa Político y se haya
dispuesto a luchar junto a nosotros, pese a su tonta antipatía antimaoísta, por
la satisfacción y conquista de dicha reivindicación económica y política.
Si ellos, pese a su
desconfianza, prejuicios ideológicos antimaoístas y sus vacilaciones e
inconsecuencias políticas, encuentran coincidencias concretas, a nivel político
o reivindicativo, renuncian a atacarnos directa y sistemáticamente, y están
dispuestos a laborar junto a nosotros para hacerlas realizad y conquistarla es
deber de nuestra parte no negarnos a conseguir una dada forma de unidad de acción.
Precisamente, de eso se trata, unidad de acción política, no de unidad
ideológica o de unidad orgánica. No pretendemos que se hagan
marxistas-leninistas-maoístas, que ingresen a nuestro Partido, o que nosotros
hagamos renuncia a nuestro pensamiento-guía o que renunciemos a nuestro
Programa Político Fundamental o que ingresemos a su partido cualesquiera que
sea su adscripción ideológica. Tampoco que ellos renuncien a su programa
político, ni a su línea política. La cosa es concreta, existe un punto de
coincidencia y disposición de luchar honestamente, entonces hagamos la
experiencia política de marchar paso a paso por la constitución de un Frente
Común de Acción.
En conclusión, ¿qué estamos
hemos estado planteando en este exordio?
Estamos planteando: (1)
Organizar y disciplinar la confrontación de ideas y el debate necesario entre
los Partidos, Organizaciones y Colectivos posesionados en el
Marxismo-Leninismo-Maoísmo; basándose para lograr eso en el reconocimiento
mutuo y el mutuo respeto; respetar la independencia de interpretación del
marxismo-leninismo-maoísmo y la aplicación de su verdad universal a las
condiciones concretas de cada país; el apoyo mutuo y la mutua defensa.
(2) Organizar y disciplinar
la confrontación y el debate entre los Partidos, Organizaciones y Colectivos,
marxistas-leninistas-Maoístas, y los Partidos, Organizaciones y Colectivos
reclamados marxistas-leninistas-Pensamiento de Mao, y Partidos, Organizaciones
y Colectivos Marxistas-Leninistas con posiciones positivas de cara a José Stalin
y Mao Tse-tung;
(3) Luchar por el más amplio
Frente Unido de Acción Comunista, como base común para la constitución del
Comité Internacional Organizador de la Internacional Comunista (mlm);
(4) Hacer todos los
esfuerzos políticos unitarios para con los Partidos, Organizaciones y
Colectivos definibles como marxistas-leninistas de la segunda etapa del
desarrollo del pensamiento comunista. En el transcurso esforzarse por la
constitución de una Coordinadora Internacional de Unidad de Acción de los
comunistas de la segunda y tercera etapa del marxismo-Leninismo;
Según nuestra opinión estos
son los puntos básicos para lograr constituir y fortalecer la unidad del
ejército político de los comunistas en esta entrada del siglo XXI. Meta que de
logarlo nos posibilitaría afrontar con éxito el presente relanzamiento de la
revolución proletaria internacional.
¡Con los cinco
Maestros venceremos!
¡Viva el Partido
Comunista Mundial!
¡Proletarios y
pueblos de todo el mundo, unamosnos!
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