domingo, 17 de junio de 2012

A los camaradas de España y de otros países


EL DEBATE COMO HERRAMIENTA DE CONSTRUCCIÓN DEL PARTIDO

por: Quibian Gaytan

Una vez más, públicamente, se ha abierto la vieja llaga que separa la visión y línea de dos Organizaciones marxistas-leninistas-maoístas, concretamente el colectivo de Dazibao Rojo-Comité de Loita Popular “Manolo Bello” de Galicia los que hacen mancuerna contra el Colectivo Odio de Clase, proyectos de partido en sí mismos existentes dentro del amplio espectro político de la España proletaria y revolucionaria. ¿Nos sorprende eso, inclusive la virulencia de que hacen gala en sus ataques? No. Los comunistas somos la personificación colectivizada de la ley de la contradicción, de la unidad y lucha existente en los objetos, fenómenos y procesos del mundo físico y social, así como  en el mundo del pensamiento.

En la naturaleza, en la sociedad, en la clase y en el Partido mismo. Es claro que, dentro de nuestros principios normativos dictaminados por tal concepción general de la naturaleza y de la sociedad, un universo pleno contradicciones y luchas por resolverlas, el debate y la polémica no sólo son necesarios, sino inevitables. Puesto que, si no hay debate y confrontación de ideas interpretativas de la concepción general básica y de la realidad socio-política del propio país, no hay construcción y organización.  Lo que incomoda es el uso que se hace de la descalificación, epítetos y a las pullas zaherientes.

Si Ustedes hacen eso, recurren a las palabras fuertes y disonantes, no esperen del contradictor que les trate con guantes de seda, con el respeto debido y exigido para llevar adelante un debate constructivo y mutuamente fructífero.

Es imperdonable, máxime tratándose de comunistas, de marxistas-leninistas maoístas, al calor del dime y direte pueblerino, se olvide que sin el debate y la confrontación de ideas contrastantes, en un sentido constructivo y de respeto para quién expresa la propia idea interpretativa, en el seno de la propia Organización o en relación con otras entidades políticas aún lejanas a nosotros y, con los cuales establecer relaciones de muua comprensión sobre cosas espinosas, no hay construcción posible del Partido marxista-leninista-maoísta único. Puesto que éste entrechocar de ideas es la savia nutricia de la existencia misma y razón de ser de un tal partido y su fortalecimiento.

Ya que se debate en el seno del Partido, como de la clase,  para construir. Se debate para fortalecer la conciencia de los propios adherentes, ganar su apoyo consciente a la labor que colectivamente nos hemos propuesto realizar. Se debate para ganarnos la mente de los comunistas y revolucionarios proletarios, para ganarnos a los que comparten nuestra idea organizativa militantes en otras Organizaciones políticas revolucionarias fraternales o no. No debatimos para profundizar la fosa que nos separa, ni para imponerles a la brava nuestras ideas de Organización a las masas revolucionarizadas por la labor ideológica y política de tal o cual Partido obrero revolucionario, de tal o cual proyecto de partido en construcción (de mala leche juzgado como “rival”) ni para “aplastar” a quién en algún momento se a opuesto a nuestra propia visión interpretativa y accionar político práctico. Hay que dejar de considerar a quién diverge en tal o cual aspecto de nuestro programa político como un “enemigo de clase”.

Nunca ni en ningún lugar resulta aceptable eso blandir el puño, aunque se diga “proletario”, el insulto y la injuria como argumento valido en una discusión teórica. Considerar tales procederes simplemente es dar prueba pobreza intelectual, de la propia incapacidad de razonar sensatamente o de desarrollar una idea argumentalmente. Harían bien los camaradas, de la Organización política la que pertenece dicha persona, el llamarle a orden e impedirle se siente ante un ordenador. Mucho ganarían los militantes y la clase obrera, en general, que a tales individuos no se les dejase hablar o escribir. ¡Mándenle a militar en el seno de las masas, para que los obreros le enseñen a comportarse como es debido!

La lucha ideológica en el seno del partido (llámesele ya lucha interna o lucha de dos líneas), no es ni puede ser equiparable a una riña callejera. Como si fuese una confrontación de partida antagónica entre dos o más colectivos partidarios orgánicamente separados por la visión y la línea táctica de construcción del mismo, pero con una concepción general común, no puede ni debe ser llevada a los extremos del encono y de la irreconciliabilidad.

La lucha ideológica, como la ideología misma, o está al servicio de la lucha de clase del proletariado o no sirve. Si el debate ayuda a unir a los comunistas en las tareas políticas establecidas está bien, pero si desune o acrecienta elementos de escisión, entonces, resulta claro que hay que echarlo a un lado.

Ahora bien, en el caso concreto y particular de estas dos Organizaciones en debate abierto abría que preguntarse, ¿en qué consisten las divergencias? Pese al conglomerado adjetival que la cubre y marca el estilo de desenvolvimiento de dicha polémica, lo esencial viene a la luz. Las dificultades que se encuentran al intentarse aprehender las leyes específicas de la construcción del Partido Comunista de Nuevo Tipo en España y la ausencia de una clara visión y de una concreta línea organizativa que la materialice.

¿A qué nivel o esfera se da la divergencia? A nuestro entender ella se está dando en la esfera, no tanto en la interpretación del Marxismo-Leninismo-Maoísmo –ambas se remiten a la ortodoxia en cuanto a la validez y aplicabilidad de dicho pensamiento-guía a la realidad social y política de España-, tampoco a la línea política general a la vía de la revolución española, sino que atañe al campo de los organizativo. Alrededor del método a seguir para su concreción orgánica partidaria. A la tarea política en materia de organización y a la conducta política más factible para allegarse a las masas proletarias y populares para conducirlas a la construcción de dicho auténtico Partido Comunista de Nuevo tipo en dicho país.

Es claro que, aquí en esta esfera,  de nada valen los señalamientos acusatorios de “dogmatismo”, “revisionismo” y de adopción de otros descalificadores “ismos”, que más que aclarar enturbian las relaciones entre los que en la práctica deben entrelazarse, que; si no existe un Programa Organizativo, único y concreto, en base al cual  los comunistas españoles alcancen la máxima unidad en las ideas centrales, de unidad de objetivos, unidad de tareas. Sin ello, si no se tiene claridad sobre eso, dichos términos resultan simples y vacías abstracciones. Romper con los pies lo que con las manos se está construyendo.

Ciertamente el dogmatismo y el revisionismo están íntimamente hermanados y entrelazados. Pero, ni son iguales, ni cumplen la misma misión ni se les debe tratar al enfrentarlos con los mismos métodos o haciendo recurso de resolución. El dogmático, en ciertas condiciones, es recuperable, el revisionista no. El primero está más cercano a los principios revolucionarios del marxismo-leninismo, el cual sinceramente subjetivamente labora para bien del Partido y de la revolución proletaria, en cambio el revisionista actúa  para atentar contra la unidad y el papel subversivo del Partido. Esto es, para desviar al Partido de su justa senda y sabotear así la revolución descabezando su núcleo dirigente.

La actitud o las poses dogmáticas no siempre son incorrectas, el progreso de la construcción y el dominio de la ciencia de la revolución proletaria no avanzan por una línea absolutamente recta, libre de baches y obstáculos. El dogmatismo, al apego intransigente y férreo a ciertas formulas organizativas leninistas, probadas al calor de la lucha de clases proletarias y a la construcción de la sociedad socialista en la URSS y China Popular, de tiempos de Lenin y Stalin y Mao, respectivamente,  adquiere en algún momento de la vida del Partido Comunista (MLM) en construcción un valor positivo.

El dogmatismo es producto social de nuestra inmadurez ideológica y política. Es el tributo que debemos pagar por nuestra incapacidad de asir el arma de la dialéctica marxista-leninista-maoísta, la incomprensión metafísica y mecanicista de la aplicación  de la dialéctica materialista a la construcción del partido obrero de nuevo tipo, de la inmadurez y falta de experiencia política y organizativa práctica para acercarnos a las masas de nuestra clase. El dogmático, casi siempre absolutiza aspectos particulares, relativos, de nuestra doctrina, pero no  llega más que poner en evidencia su incapacidad de afrontar las dificultades que encuentra para convencer y atraerse a las amplias masas sinpartido o que  se ha perdido toda capacidad de acercarse y ligarse a ellas.

La absolutización de dichos aspectos específicos de nuestra ideología, cuando hacemos nuestros no las ideas justas en su dialéctica que le es propia, si no la letra, sobrepasado ese momento, deviene en su contrario. Las Conferencias Internacionales de Moscú de los viejos Partidos comunistas y obreros, de 1957 y del 60, justamente calificaron y condenaron el “peligro del dogmatismo” y del “sectarismo”, junto al “revisionismo” como enemigos del Movimiento Comunista Internacional. Fórmulas que perdieron ulteriormente, con el triunfo de la contrarrevolución antisocialista, la toma del poder del Estado socialista por la banda antirrevolucionaria y revisionista de la camarilla Kruschevista y el desborde revisionista a escala internacional, lo positivo se convirtió en negativo. La dictadura del proletariado fue suplantada por la dictadura de la burguesía, la línea general leninista de la revolución y construcción del socialismo y del comunismo  fue virada a línea general  de restauración capitalista; como corolario de tamaña reacción antisocialista, el Marxismo-Leninismo fue abandonado y renegado impúdicamente. La justa y correcta valorización del término “dogmatismo”, dada por el viejo MCI, fue radicalmente cambiada y perdiendo en el proceso toda connotación clasista y comunista proletaria. Lo blanco pasó a cubrir lo rojo, el contenido científico y revolucionario de dicho mal en el seno del MCI pasó a fenómeno descalificador de lo comunista.

Todos los que denunciaron y osaron condenar lo actuado por los revisionistas modernos fueron descalificados y tachados taimadamente de “dogmáticos” y “sectarios”. “Dogmatismo” fue el estigma a que recurrieron los revisionistas modernos para aislar, cercar y aniquilar política e ideológicamente al Presidente Mao, a Enver Hoxha y a millones de comunistas y obreros revolucionarios en todo el mundo que se levantaron en defensa de la Patria Socialista de Lenin y Stalin, del Marxismo-Leninismo y de las conquistas sociales y políticas socialistas de la clase obrera mundial.  Desde entonces la palabreja “dogmatismo”, sin dejar su viejo significado, en manos de los revisionistas modernos se convirtió en arma del anticomunismo. Debió y fue tomado con pinza por los auténticos comunistas, los marxistas-leninistas-Pensamiento de Mao.

¿Significa eso los maoístas asumimos la defensa del  “dogmatismo”? No, de modo alguno. Los comunistas (ml) seguimos condenándolo como una desviación del marxismo, como un obstáculo inevitable y salvable. Rechazamos, al mismo tiempo, el modo como era y es utilizado por revisionistas, neorevisionistas y ultraizquierdistas, los que la utilizan para proseguir la lucha anticomunistas contra la revolución proletaria mundial. Como medio de invalidación de los comunistas y para disputarle el papel hegemónico de las clases revolucionarias que desempeña el Partido Comunista aunque, aún, esté en una etapa inicial de su desarrollo.

Condenamos, ayer como hoy, el dogmatismo como una desviación ideológica en el movimiento  comunista internacional y nacional sólo que en su denuncia debes atenernos a los hechos, aportar datos y manifestaciones concretas luego de un estudio profundo y científico, criticar a los camaradas que hallan caído en él como camaradas, desde el principio de “atender la enfermedad para salvar el paciente”. Es claro que en esto los mecanismos para atender esa desviación subjetiva lo vienen a ser los Programas Políticos, general y concreto, la Línea Política y el Programa organizativo de la Organización comunista.

Hacer lo contrario es dar muestra de pereza mental, de poseer un espíritu camorrista e irresponsable. De actuar el dictado de la pasión individualista y el deseo deshonesto de zaherir a quién nos disgusta. Eso no es ser marxista-leninista, menos maoísta.

Como ya hemos dicho, más arriba, la contradicción con el revisionismo, reciclado o no, es antagónica, y; se resuelve ya con la asimilación rectificadora, con la crítica fraternal y la autocrítica integral y la aceptación incondicional del Programa Organizativo del Partido y/o del Documento Programático Central del Centro Ejecutivo Internacional cuando existe, o con la separación tajante.

Pero, hay un aspecto de dicha contradicción la más de las veces olvidado por los camaradas. Se trata de que, al afrontarla no siempre se sabe distinguir entre derechismo y revisionismo. Que no siempre, en la lucha ideológica en el seno del Partido, la interpretación derechista del Programa Político, de la Línea Política y del Programa Organizativo es sinónimo de revisionismo. En el Partido, como en cualquier partido político u Organización obrera reivindicativa, siempre existirá una derecha, un centro y una izquierda. Esto ha sido ampliamente analizado, establecido y tratado por los grandes maestros del proletariado internacional, así como que han recomendado continuamente el cómo tratar la interrelación necesaria entre ellos. El como evitar cometer errores en el tratamiento de esta contradicción en el seno del Partido. El cómo lograr que dicha contradicción y la inevitable lucha entre dichos elementos de interpretación redunde en el fortalecimiento de la unidad interior.

La existencia de estas tres corrientes de interpretación de los objetivos programados resulta inevitable, ellas no son necesariamente antagónicas entre sí. Mal tratadas, esto es atendidas al margen del programa fundamental del Partido, de no-antagónicas pueden devenir antagónicas, perjudiciales a la unidad interna y a la existencia misma de la Organización. Una corriente de opinión o de ideas interpretativas es  lo normal en la vida del partido obrero revolucionario, por lo que se debe evitar –error en que se cae muy a menudo-, confundirla con fracción. El Partido vive a pesar de una confrontación de corrientes de ideas, perece si no logra atajar su  conversión en fracción existente en el seno del mismo.

Alrededor de estas ideas, cabe aquí recordar la experiencia histórica del Partido Bolchevique. Luego de la revolución democrático-burguesa de febrero de 1917, por un cierto período de su actividad política abierta, los camaradas Stalin, Molotov, Kamenev, Zinoviev y otros probados líderes bolcheviques asumieron una abierta “línea de apoyo crítico al Gobierno Provisional Revolucionario”. Era evidentemente, una visión y línea derechista, muy cercana a las posiciones de los partidos pequeñoburgueses mencheviques y socialrevolucionarios. Que solo fue cortada y corregida con la llegada de Lenin a Petrogrado y la publicación de sus célebres Tesis de Abril. Pero, sería una necedad concluir, hoy, a la luz de los hechos ulteriores, que dicho error de los camaradas Stalin, Molotov y demás era una manifestación de revisionismo y traición a la línea leninista de transformación de la revolución democrática-burguesa en revolución socialista.

Como ya se ha señalado hasta la saciedad el Movimiento comunista internacional pasa por un momento difícil, de crisis de crecimiento. Periodo de confusión, desorientación y división. Un vistazo ligero sobre el actual Movimiento Comunista Internacional confirma eso. (1) En cada país existen, remedando la darwiniana lucha por la existencia, con raras excepciones, dos, tres, cuatro partidos en construcción o proyectos de partidos; (2) A nivel internacional existen o subsisten, con mayor o menor éxito, cuatro o cinco proyectos internacionales de construcción de la Nueva Internacional Comunista (Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI), Constructores de una alternativa superadora del MRI, Conferencia Internacional de Partidos y Organizaciones Marxistas Leninistas (Alemania), Seminario Internacional de Partidos Comunistas (Bélgica), Movimiento Internacionalista Maoísta (realmente no sabemos si existe aún), un proyecto internacional Maoísta-Línea Roja; (3) Partidos Marxistas Leninistas Pensamiento Mao independientes o no adscritos  a ninguno de los supranombrados proyectos internacionales.

Sí este panorama partidista, maoísta o del Pensamiento de Mao Tse-tung, dejando aparte aquellos partidos revisionistas modernos en vías de reciclamiento y su proyecto de reconstrucción internacional, le sumásemos el proyecto de construcción de la Internacional que agrupa a los Partidos Comunistas (ML-Hoxhista) – los que identificamos como marxistas-leninistas de la segunda etapa, por proclamarse fieles al marxismo-leninismo de Stalin y sumándole a Enver Hoxha-, la mayoría hostiles a Mao y al Pensamiento Maoísta, Nos encontraremos con la situación actual del Movimiento Comunista Internacional es de grave crisis ideológica, política y organizativa. Lo que nos está condenando a la impotencia frente a las tareas revolucionarias que nos compete cumplir en estos momentos de crisis final del capitalismo y en que se ha abierto una crisis revolucionaria internacional.

Entonces, ¿cuál es la tarea política central que esta situación internacional, caracterizada por la apertura de dicha crisis revolucionaria internacional y por los esfuerzos que realizan algunos Partidos Comunistas (M-L-M) de aprovechar la misma desatando victoriosas guerras populares revolucionarias de liberación nacional y/o preparando guerra popular por el socialismo en los países imperialistas, que nos incumbe absolver en estos momentos?

La tarea histórica, urgente, es construir el Partido Comunista Mundial de Nuevo Tipo. Pero, dicha tarea en el actual momento político mundial tiene dos aspectos: (a) Crear y fortalecer Partido Comunista Combatiente, basado en el Marxismo-Leninismo-Maoísmo, en cada país. La búsqueda de la máxima unidad ideológica en base al Programa ideológico Marxista-Leninista-Maoísta, respetando como condición sine qua non la independencia de interpretación y aplicación de la verdad universal del Marxismo-Leninismo-Maoísmo a las condiciones concretas económicas, políticas e ideológicas de cada país. Asumir como Pensamiento-guía aquel de los cinco Maestros del proletariado internacional y rechazando todo intento de de negar o rebajar el papel de cualesquiera de ellos. Asumir la violencia revolucionaria (sea la forma que tome, ya insurrección proletaria, ya guerra popular por la nueva democracia o ya la de guerra civil por el socialismo) como única vía de salida del capitalismo y del imperialismo y de marcha al comunismo. Defender intransigentemente el rol dirigente de la clase obrera en la revolución por etapas ininterrumpidas hacia el comunismo. Romper radicalmente con todo el orden estatal, institucional y constitucional burgués neocolonial-imperialista; con los partidos políticos burgueses gobernantes o en la oposición, con los partidos revisionistas y neorevisionistas. Vincularse firmemente a las masas trabajadoras y masas populares para llevarlas a la revolución y conducir  sus luchas reivindicativas, económicas y políticas, a fin de que se fogueen en la lucha de masas y en las huelgas de masas. Levantar la demanda de la dictadura de nueva democracia popular y la dictadura del proletariado y propagandizar eso cotidiana y activamente entre las masas. Asimismo, para que nos ayuden en la construcción del Partido Comunista de Nuevo Tipo.

Hablando del Partido Comunista hacer nuestro y respetar en todo momento el mandato leninista-stalinista de la lucha interna como medio de fortalecerlo, depurándole de derechistas incorregibles y oportunistas conscientes. Por ello, la lucha de líneas en cada Partido nacional debe ser respetada, empero sus límites obligatorios no ultrapasados ni inflados arbitraria y  artificialmente. El encono y el abuso en el uso de epítetos y condenas subjetivas deben ser radiados del seno del Partido. Debatan los ideólogos y teóricos, pero sometidos a la disciplina y al programa del Partido (por débil que sea). Para cumplir eso deberemos superarnos a nosotros mismos e identificar la tarea concreta, esto es la contradicción concreta en el seno del Partido, de la clase y del pueblo. El sectarismo y el dogmatismo, en ello, no ayudan; el revisionismo y el centrismo sabotean.  ¡Abajo el espíritu de capilla! ¡Fuera el unitarismo sin principios!

En base a ello, en base a dicha actitud de principios, dotarse de una paciente y hábil política de unidad para construir el Partido y el Partido Comunista Mundial (MLM). Para ello, esforzarse en, como tarea inmediata, construir un grande Frente Unido de Acción Comunista, a nivel nacional que internacional, y; en la cual cabrían todas las escuelas de interpretación y aplicación del Marxismo-Leninismo que asuman una posición positiva de cara a los camaradas Stalin y Mao. De ahí, reivindicando toda la experiencia histórica, teórica y práctica,  de la revolución y construcción socialista en la URSS y China Popular.

En cuanto a la segunda cuestión, la relacionada con  la lucha por la unidad con los comunistas de la segunda etapa, déjenme apuntar  aunque someramente, lo siguiente:

Las contradicciones, como justamente remarca el Programa Fundamental de nuestro Partido, entre los comunistas marxistas-leninistas (abría que precisar aquí, maoístas) y los revisionistas modernos de viejo y nuevo cuño, los trotskystas y anarquistas son antagónicas e irreconciliables; ellas no sólo son tácticas y particulares sino contradicciones de concepción general del mundo y estratégicas entre quienes quieren abatir al capitalismo a través de las sucesivas etapas de la revolución y quienes quieren salvaguardar y defender al capitalismo, entre los que quieren el socialismo y quienes a esto se oponen. Nada une a los comunistas marxistas-leninistas a los revisionistas y trotskystas, con ellos no se puede tener convivencia en el mismo partido.

¿Es correcta ésta fórmula política discriminante? A nuestro juicio ella es correcta y se encuentra de conformidad con nuestros principios organizativos marxistas-leninistas-maoístas. Nosotros, como todo el movimiento comunista (mlm) internacional, desde la última mitad del siglo XX hemos delimitado y ajustado cuenta con los oportunistas de derecha y aquellos de “izquierda” (revisionistas modernos, socialdemócratas, trotskystas y anarquistas). Nos hemos demarcado claramente a nivel ideológico, político y en materia de organización del Partido. Caeríamos en el mayor del oportunismo, en la traición a nuestros principios y renegamiento de nuestros postulados organizativos, esto es en el liquidacionismo, si aceptáramos a esos elementos, contrarrevolucionarios y anticomunistas, el actuar en el seno de nuestros partidos. Ellos son la negación absoluta de lo que somos, de lo que queremos ser y de lo que queremos lograr.

¿Dicha fórmula discriminante rechazar todo acercamiento político a quienes se oponen o se han opuesto alguna vez a nosotros por cuestiones ideológicas o políticas? Claramente que no. Resulta un infantilismo el negarse por “principios” o por consideraciones estratégicas a realizar un trabajo político de acercamiento y coordinación de labor agitativa y organizativa  con un Partido o movimiento político que, rechazando o se haya opuesto a nuestra adscripción marxista-leninista-maoísta, encuentre un punto de coincidencia aunque sea en un punto o artículo de nuestro Programa Político y se haya dispuesto a luchar junto a nosotros, pese a su tonta antipatía antimaoísta, por la satisfacción y conquista de dicha reivindicación económica y política.

Si ellos, pese a su desconfianza, prejuicios ideológicos antimaoístas y sus vacilaciones e inconsecuencias políticas, encuentran coincidencias concretas, a nivel político o reivindicativo, renuncian a atacarnos directa y sistemáticamente, y están dispuestos a laborar junto a nosotros para hacerlas realizad y conquistarla es deber de nuestra parte no negarnos a conseguir una dada forma de unidad de acción. Precisamente, de eso se trata, unidad de acción política, no de unidad ideológica o de unidad orgánica. No pretendemos que se hagan marxistas-leninistas-maoístas, que ingresen a nuestro Partido, o que nosotros hagamos renuncia a nuestro pensamiento-guía o que renunciemos a nuestro Programa Político Fundamental o que ingresemos a su partido cualesquiera que sea su adscripción ideológica. Tampoco que ellos renuncien a su programa político, ni a su línea política. La cosa es concreta, existe un punto de coincidencia y disposición de luchar honestamente, entonces hagamos la experiencia política de marchar paso a paso por la constitución de un Frente Común de Acción.

En conclusión, ¿qué estamos hemos estado planteando en este exordio?

Estamos planteando: (1) Organizar y disciplinar la confrontación de ideas y el debate necesario entre los Partidos, Organizaciones y Colectivos posesionados en el Marxismo-Leninismo-Maoísmo; basándose para lograr eso en el reconocimiento mutuo y el mutuo respeto; respetar la independencia de interpretación del marxismo-leninismo-maoísmo y la aplicación de su verdad universal a las condiciones concretas de cada país; el apoyo mutuo y la mutua defensa.

(2) Organizar y disciplinar la confrontación y el debate entre los Partidos, Organizaciones y Colectivos, marxistas-leninistas-Maoístas, y los Partidos, Organizaciones y Colectivos reclamados marxistas-leninistas-Pensamiento de Mao, y Partidos, Organizaciones y Colectivos Marxistas-Leninistas con posiciones positivas de cara a José Stalin y Mao Tse-tung;

(3) Luchar por el más amplio Frente Unido de Acción Comunista, como base común para la constitución del Comité Internacional Organizador de la Internacional Comunista (mlm);

(4) Hacer todos los esfuerzos políticos unitarios para con los Partidos, Organizaciones y Colectivos definibles como marxistas-leninistas de la segunda etapa del desarrollo del pensamiento comunista. En el transcurso esforzarse por la constitución de una Coordinadora Internacional de Unidad de Acción de los comunistas de la segunda y tercera etapa del marxismo-Leninismo;

Según nuestra opinión estos son los puntos básicos para lograr constituir y fortalecer la unidad del ejército político de los comunistas en esta entrada del siglo XXI. Meta que de logarlo nos posibilitaría afrontar con éxito el presente relanzamiento de la revolución proletaria internacional.

¡Con los cinco Maestros venceremos!
¡Viva el Partido Comunista Mundial!
¡Proletarios y pueblos de todo el mundo, unamosnos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario