Ha muerto el
presidente Hugo Chávez. Para los revolucionarios no existe alegría en la
muerte. Sin embargo, con este fallecimiento cambia dramáticamente la situación
política del país pues quien muere fue pilar principal en la edificación de un
régimen despótico que hasta ahora ha decidido los destinos del país. De allí
que su desaparición física puede marcar el inicio de un acelerado proceso de
inestabilidad dada la imposibilidad real de llenar en lo inmediato el vacío que
él deja, cuestión que se agrava por los problemas que padece la economía
venezolana en la actualidad.
Solo una figura de
tales características y autoridad pudo haber sido factor atemperador como lo
fue el Chávez carismático y su alta capacidad de manipulación popular. Todo
régimen despótico requiere de la figura de un déspota, y su desaparición física
traerá indefectiblemente cambios: una readecuación del poder establecido con
base en negociaciones de toda índole, o una crisis que pudiera generar
condiciones para un cambio nacional profundo. Con la muerte de Chávez comienza
un período de readecuaciones de las fuerzas de la sociedad.
La lamentable
situación que se crea para nuestra patria no puede solazarse simplemente con
lamentos y pésames, ni la UNIDAD NACIONAL va a consumarse bajo este método. Para
los revolucionarios de BANDERA ROJA los aspectos constitucionales dejan claro
el camino a seguir en esta circunstancia. No hay interpretación ni juego
político que cambien el panorama de una próxima y cercana elección presidencial.
Debemos prepararnos de inmediato para la UNIDAD en torno de un programa alternativo de
carácter progresista, y deberemos en lo inmediato seleccionar un candidato de la UNIDAD DEMOCRáTICA.
¿QUé NOS DEJA LA MUERTE DE CHáVEZ?
Una economía en
condiciones bastante comprometidas ya que depende de manera extrema del recurso
petrolero. Su muerte precipita una inestabilidad que hace depender a Venezuela
de cualquier vaivén, ya que con precios del crudo con tendencia a la baja,
aunque contenida, un giro más fuerte podría conducir al incremento del hueco
fiscal que llevaría inexorablemente a la adopción de medidas que impedirán
cubrir los gastos sociales presupuestados, dada la naturaleza de clase del
régimen. Además, la debilidad de la economía venezolana es de tal grado que, al
no estar en condiciones de producir buena parte de lo que consumimos, somos
vulnerables en grado sumo a los efectos de la crisis mundial que parece no
encontrar salida inmediata. Misiones, dádivas y subsidios de cualquier índole
serán afectados y la capacidad de atemperar las contradicciones sociales por
esta vía estará comprometida severamente.
Este eventual déficit
fiscal traerá consecuencias sociales que tienden a tornarse explosivas. La
demanda de familias que dependen de los dispendios que brinda el gobierno, de
viviendas ofertadas y que han afianzado esperanzas y expectativas, entre otros
aspectos, puede ser suficiente detonante para el incremento de la protesta
social. Las perspectivas de deterioro en las condiciones de vida de los
venezolanos marcarán el futuro más o menos inmediato, de allí la tendencia a la
elevación del conflicto social.
La devaluación de la
moneda, el endeudamiento público interno y externo, el incremento de los
impuestos, entre otras medidas, no hacen más que aumentar todavía más la
inflación ya explosiva, y se traducirá en una disminución de la capacidad
adquisitiva del pueblo trabajador y una contracción de la demanda que frenará
el crecimiento. La presión para mantener los ritmos de importación creará un
conflicto ya agudizado por la incorporación plena de Venezuela al Mercosur. A
la postre, la reducción del gasto social profundizará el deterioro
principalmente en el sector educativo, la salud, el transporte, entre otros, ya
que estos son los sectores susceptibles de reducciones inmediatas en su
presupuesto. Siempre pagarán la crisis los más pobres.
Este cuadro, producto
de la muerte del Presidente, debe ser asumido de manera firme mediante el
impulso de una plataforma de lucha como factor movilizador de las amplias
masas, teniendo como propuesta estratégica de fondo un programa alternativo de
UNIDAD NACIONAL. La unidad del pueblo, de todos los sectores democráticos
incluyendo el descontento chavista, debe ser meta fundamental de los factores
democráticos.
@Bandera_Roja
Comité Político Nacional
Caracas, 7 de marzo de 2013
Partido Bandera Roja.
Partido Revolucionario y Socialista, que pugna por el establecimiento de la Democracia Popular en Venezuela, enfrenta actualmente al
régimen chavista como la más grande farsa que ha existido de alguna revolución
en Latinoamérica, no así en el mundo, en donde han existido farsas parecidas.
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