El dirigente nacionalista popular Olimpo Saéz (al centro con guayabera blanca), en piqueteo de repudio ante la Embajada española en Panamá 22-1-14 |
“¡¡¡ALLI PASAN LOS MARTIRES!!!”
Por: Olimpo A. Sáez M.
“Allí
´pasan los mártires…!!! Son
los gladiadores, momentáneamente, que al impulso del patriotismo y de la
heroicidad, han hincado la rodilla en su tierra panameña para desde ella
levantarse al infinito y a la inmortalidad…Fueron mástiles vivientes de las
banderas de Panamá cubierta por una oleada de fuego y plomo, que ahora han
tornarse astas perennes desde las cuales esa misma bandera ha de flamear en los
sitios por ellos escogidos.
Son los 21 panameños caídos en ese
encuentro físico entre la razón y la barbarie. Son los muertos que bajan por el
reconocimiento de su soberanía en la Zona del Canal.
De ellos no sabrán nunca ni sus nombres
ni cuantos cayeron… en cambio los nuestros, los panameños inmolados,
permanecerán no solo en el recuerdo, sino también en la vigencia física.
Desde hoy y para siempre, en el corazón
de cada hombre y cada mujer de Panamá habrá un rincón hecho santuario; y en él
brillarán, como lámparas votivas, los nombres de los panameños que quemaron sus
alas en un vuelo al infinito.
Los lloraremos siempre. Pero
entre el cendal de nuestras lágrimas, habrá como un destello, el fulgor de su
gesto sin paralelo. Y el acto de hoy no es despedida, sino homenaje. Lo de
ellos no es entierro, sino siembra. Porque nuestros héroes no son muertos, sino
semillas, que abonados con su propia sangre y al calor cariñoso de su propia
tierra, que les protegerá como una madre, crecerán y fructificarán de
miles, en millones de panameños que en el porvenir querrán todos y siempre ver
flamear la Bandera de Panamá en el territorio panameño de la Zona del canal.
Y ese día - que está
cercano- ellos lograrán lo que anhelaron siempre: porque entonces,
21 enormes astas, cada una con el nombre de los panameños desaparecidos en este
instante, sostendrán sendas banderas que pregonarán nuestro derecho soberano
hasta un instante después de que se acabe el tiempo…!”.
¿Quién escribió esta nota editorial
hace 50 años?
¿Quiénes son esos 21 héroes, que no
son muertos sino semillas?
CAIDOS EN
LA GLORIOSA GESTA DEL 9, 10 Y 11 DE ENERO DE 1964.
Ascanio Arosemena, Ezequiel González Meneses, Estanislao Osorio, Víctor
Manuel Iglesias, Gonzalo Crance Robles, Teófilo de La Torre, Alberto Oriol Jr.,
Rodolfo Benítez Sánchez, Víctor Manuel Garibaldo Figueroa, Ricardo Murgas, Rosa
E. Landecho, Maritza Alabarca, Rogelio Lara, Jacinto Palacios Cobos, Vicente
Bonilla, Jorge Enrique Gill, Alberto Nicolás Constante, José del Cid, Ovidio
Lizardo Saldaña Armuelles, Renato Lara y Celestino Villareta.
LA SOBERANIA SI SE COME… gracias a nuestros muertos y heridos de la
Gloriosa Gesta de Enero de 1964.
DOMINGO 19 DE ENERO DE
2014. PAGINA DE OPINION. EL SIGLO.
A LOS HÈROES PANAMEÑOS
Por: Elsie Alvarado de Ricord
Mártires de mi patria, compañeros
que enfrentasteis el pecho a la metralla
maduros de valor como maduran
los niños pobres, ay, desde la infancia.
En vuestras manos firmes, la bandera
era una nueva llama de esperanza,
del amor a la tierra y al idioma,
del derecho a la paz, sobre todo
a la equidad de nuestro noble suelo.
¿Quién ha osado segar este prodigio
de corazones jóvenes, colmados
por más de medio siglo de injusticia,
vivas antenas que captar sabían
los acentos más hondos de la Patria?
¿Quién responde con pólvora a las notas
de nuestro Himno Nacional, quien pudo
infestar nuestra atmósfera de gases,
qué soberbia ancestral mueve esas manos
que destrozan así la bandera?
¿Por qué regáis la muerte en nuestro suelo,
desleales inquilinos zoneistas?
No descendéis de Washington, de Lincoln,
vuestra mano no es mano libertaria;
es la mano esclavista, que asesina,
por tierra mar y cielo; vuestros pasos
siembran la indignación en nuestro Istmo;
por vuestros labios hablan solamente
los Teodoro, los Truman, los MacCarty,
y vuestros corazones no conocen
la esencial hermandad de los humanos.
Mártires panameños, inmolados
en pleno florecer, llamas enhiestas
que un vaho de impiedad ha derribado
al amparo cobarde de los tanques.
Mártires panameños, niños-hombres
que el hogar y la escuela modelaban,
frentes ya para siempre reclinadas
con el gesto rendido de la muerte.
¿Cómo mirar con ojos apacibles
el silencio cuajado en vuestros labios?
¿Quién mirará sin estremecimiento
el rostro de dolor de vuestras madres?
¿Tiene la patria alguna recompensa
comparable a la vida de los hijos?
¿Acaso el llanto unánime del pueblo,
la protesta del mundo, el grito airado,
llenarán esta ausencia, esa honda herida
que nunca cicatrizará: un hijo muerto,
y aquel rincón del alma en que la madre
sigue acunando, aunque en secreto, al hijo?
La sangre de los héroes no es estéril,
es río desbordado que fecunda
con dolor, las entrañas de los pueblos.
Rosa Elena Landecho-trece años-
del maternal regazo desprendida,
te ha acogido el regazo de la historia,
José del Cid, Ricardo Villamonte,
estudiantes, obreros, no habéis muerto:
crecéis en la Avenida delos Mártires
como banderas vivas de la Patria.
Los héroes no yacen en la tumba:
remueven la conciencia de los pueblos.
Por: Elsie Alvarado de Ricord
Mártires de mi patria, compañeros
que enfrentasteis el pecho a la metralla
maduros de valor como maduran
los niños pobres, ay, desde la infancia.
En vuestras manos firmes, la bandera
era una nueva llama de esperanza,
del amor a la tierra y al idioma,
del derecho a la paz, sobre todo
a la equidad de nuestro noble suelo.
¿Quién ha osado segar este prodigio
de corazones jóvenes, colmados
por más de medio siglo de injusticia,
vivas antenas que captar sabían
los acentos más hondos de la Patria?
¿Quién responde con pólvora a las notas
de nuestro Himno Nacional, quien pudo
infestar nuestra atmósfera de gases,
qué soberbia ancestral mueve esas manos
que destrozan así la bandera?
¿Por qué regáis la muerte en nuestro suelo,
desleales inquilinos zoneistas?
No descendéis de Washington, de Lincoln,
vuestra mano no es mano libertaria;
es la mano esclavista, que asesina,
por tierra mar y cielo; vuestros pasos
siembran la indignación en nuestro Istmo;
por vuestros labios hablan solamente
los Teodoro, los Truman, los MacCarty,
y vuestros corazones no conocen
la esencial hermandad de los humanos.
Mártires panameños, inmolados
en pleno florecer, llamas enhiestas
que un vaho de impiedad ha derribado
al amparo cobarde de los tanques.
Mártires panameños, niños-hombres
que el hogar y la escuela modelaban,
frentes ya para siempre reclinadas
con el gesto rendido de la muerte.
¿Cómo mirar con ojos apacibles
el silencio cuajado en vuestros labios?
¿Quién mirará sin estremecimiento
el rostro de dolor de vuestras madres?
¿Tiene la patria alguna recompensa
comparable a la vida de los hijos?
¿Acaso el llanto unánime del pueblo,
la protesta del mundo, el grito airado,
llenarán esta ausencia, esa honda herida
que nunca cicatrizará: un hijo muerto,
y aquel rincón del alma en que la madre
sigue acunando, aunque en secreto, al hijo?
La sangre de los héroes no es estéril,
es río desbordado que fecunda
con dolor, las entrañas de los pueblos.
Rosa Elena Landecho-trece años-
del maternal regazo desprendida,
te ha acogido el regazo de la historia,
José del Cid, Ricardo Villamonte,
estudiantes, obreros, no habéis muerto:
crecéis en la Avenida delos Mártires
como banderas vivas de la Patria.
Los héroes no yacen en la tumba:
remueven la conciencia de los pueblos.
ENERO DE 1964.
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